El ministro de Economía, Temístocles Montás, ha vuelto a colocarse en el ojo de la tormenta por dejar ver sus aspiraciones presidenciales durante un encuentro que protagonizó en San Cristóbal. No ha dicho más que dos o tres verdades, pero la reacción ha sido como si hubiera incurrido en un sacrilegio. Montás, quien siempre ha tenido que asumir el papel de patito feo en los asuntos económicos para proteger la imagen política de los gobiernos de su partido, en nada se extralimitó al decir que era partidario de la alternabilidad.
Y es verdad que gracias a esa alternabilidad Danilo Medina es Presidente de la República. El alboroto, sobre todo en las candentes redes, indica que Montás tendrá que airear más sus aportes para que el peledeísmo llegara y se haya mantenido como la única opción de poder.
No basta con que lo sepan figuras como el expresidente Leonel Fernández y el actual mandatario. En todo caso, ha sido tan prudente que en lugar de dejar ver sus aspiraciones desde hace tiempo ha sabido esperar el momento.