Tan sorpesiva como la operación de un tumor ha sido el retorno ayer en la madrugada a Venezuela desde La Habana del presidente Hugo Chávez. El estado de salud pudo permitir al gobernante apreciar su nivel de popularidad en su patria. El pueblo marchó, imploró y oró por su recuperación e instancias como las Fuerzas Armadas garantizaron el orden institucional en ausencia del mandatario. El ambiente no podía ser más propicio para retornar a Venezuela y despejar de esa manera todas las interrogantes sobre su convalencia en La Habana. Y la verdad es que había razones para sospechar que su enfermedad era más grave de lo que se había informado. Se pensaba que su ausencia del poder podía tomarse más tiempo, a tal punto que llegó a plantearse la necesidad de que delegara sus funciones en lugar de despachar desde la capital cubana. Con su decisión de volver a la tensión del ejercicio del poder, Chávez demuestra que está como un trinquete. Aunque por ahora no se le vea con la habitual fogosidad en el campo de batalla. ¡Salud!