Nadie es penalmente responsable por el hecho de otro. Constitución de la República, artículo 40, numeral 14.
Padilla Juan Bravo, cuando marchaba al suplicio dijo: “Ayer fue día de pelear, hoy lo es de morir como cristiano”.
Nelson dijo a sus marinos, al comenzar el combate de Trafalgar: “Inglaterra espera que cada hombre cumplirá con su deber”.
Fray Luis de León, al reanudar sus clases en la cátedra, después de cuatro años de prisión expresó: “Como decíamos ayer”.
Diógenes, al preguntarle a Alejandro qué podía hacer por él, respondió: “Apartarte y no me quites el sol”. Gonzalo de Cardoba, cuando en la batalla de Ceriñola una chispa hizo volar un polvorín dijo: “!Buen ánimo amigos míos!, ¡esas son las luminarias de la victoria!.
Alfonso de Barros decía: “No hay virtud de más valor que hacer el bien por solo hacerlo”.
Ventura Ruiz Aguilera: “Y ahora graba en la memoria y en el corazón estas dos palabras, honradez y trabajo.
Cervantes: “Más hermoso parece el soldado muerto en la batalla que sano en la huida”.
Ahora nos referimos a las Nueve Musas: “ Calíope, nombre que significa hermosa Voz, era la inspiradora de la poesía lírica y se le representaba con una corona de laurel en una mano y descansando la otra sobre tres libros rotulados, La Ilíada, Odisea y Eneida.
Clío, que significa fama, era la musa de la historia y se le pintaba joven con la túnica blanca, coronada de laurel, con una trompeta en la mano derecha y en la izquierda un libro en el que estaba inscrito el nombre de Herodoto.
Euterpe, que significa deleitarse, cautivadora de la música, iba coronada de flores y tocaba la lira o flauta.
Erato, la “Amorosa”, en la inspiradora de la poesía lírica y erótica. Llevaba en las manos una lira y bordeaba sus sienes una corona de lirios y rosas.
Talía; la floreciente, se llamaba así porque además de la comedia tenía a su cargo la horticultura, y por esta razón se la representaba coronada de hiedra, símbolo de la poesía jocosa, con una careta grotesca en una mano y en la otra un manojo de ramas verdes.
Melpomene, musa de la tragedia, era de aspecto grave, cubriendo su cabeza con un velo negro, llevaba en una mano un puñal y a sus pies se veía una corona y un cetro.
Polimenia, la dotada de una gran memoria, era la que inspiraba la elocuencia de los oradores y fue la inventora de la armonía, tenía su cabeza adorada de una diadema de perlas y piedras preciosas, simbolizando las riquezas.
Tersicosa, como su nombre lo indica en griego, se deleitaba en la danza, iba coronada de plumas y en actitud de bailar, acompañándose de una cutara.
Urania, la “Celeste”, se encargaba del estudio de los astros, ceñía su frente una diadema de esterlinas, y señalaba un globo con un puntero.