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Proyección electoral del PRD

Proyección electoral del PRD

El Partido Revolucionario Dominicano, fundado en 1939 en la villa El Cano, suburbios de La Habana, Cuba, propiedad del desaparecido viejo roble José Virgilio Mainardi Reyna, insisto nueva vez, será la organización política que culminará con la Era del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en la conducción del destino nacional, hasta hoy, por 20 cuestionables años.

El PRD, insisto nueva vez, será el único partido que sacará del poder vía consulta electoral 2024 al PLD, fundado en 1973 por el escritor Juan Bosch, por disidencia con José Francisco Peña Gómez, atendiendo a la sentencia de galleros de que “en un patio no pueden coexistir dos gallos, porque se matan”.

El PRD, insisto, para obtener concluir la Era del PLD en el poder, debe y tiene que estructurar un PRD unido como una fórmula de granito, y arracimar a su proyecto un abanico de minúsculos intersticios políticos que dicen llamarse partidos, disolviéndose el Partido Revolucionario Moderno (PRM), y reinsertándose en el tejido hoy fragmentado del PRD. No hay ni habrá de otra.

La cuestión nodal es como quienes como el suscrito sin banderías políticas, entendemos la fórmula única para conseguir finiquitar la Era del PLD en el poder, los actores decisivos del PRD y el PRM no conciben la fórmula concreta y única triunfalista del propósito.

La cúpula del PRM debe reflexionar que al PRD le costó llegar al poder validado por las elecciones del 20 de diciembre de 1962 luego de un exilio de 25 años del escritor Juan Bosch, y la cúpula del PRM fundado reciente, debe y tiene que entender que en un tiempo breve y sin un líder de arraigo y carisma, de que carece, resulta una quimera vencer al PLD solo.

El PRD es el único de los tres partidos políticos de importancia en sumatoria de votos que dispone de la fortuna rara de contar con un solo líder en la figura potable sin mácula de corrupción del ingeniero Miguel Vargas, sin cuestionamientos vinculados con actos proditorios, quien tiene por delante, además del gran reto de concretizar la unión, desmarcarse de su ostensible inaccesibilidad, relajar los músculos faciales para que fluya la sonrisa, vital en un líder político como él.

El PRD dispone de la fortuna de ser el único de los tres partidos en liza electoral de un solo líder, mientras el PLD y el PRM presentan dos cada uno, coyuntura que hasta ahora demuestra no ser interpretada en su exacta dimensión hacia el futuro mediático y su potencial electoral 2024.

El unísono líder del PRD, Miguel Vargas, debe y tiene que profundizar su gestión unificadora más allá de su propia grey, y en el ínterin, monitorear y accionar la Escuela de Formación Política para forjar nuevos dirigentes, y preparar a uno de ellos a asumir el relevo de la antorcha para la consulta electoral 2028.

Entre esos dirigentes medios el que demuestra mayor concientización y estructura política es el valioso y promisor Guido Gómez Mazara, que esgrime la criptonita, en vez de la fórmula unificadora, debiendo desertar de la retórica divisionista que, como un boomerang o Ley del Karma, redituará en su perjuicio.

Entender que el ascenso a la cúpula es obligatorio por trabajo político en las bases en todos los comités del país, no por herencia de su padre Maximiliano Gómez, desmarcándose de ese cosmos que condujo a Minou Tavárez a desertar del PLD, gravísimo error por el falso criterio de que el poder se hereda por ADN, no por trabajo y mérito propio, error calcado por el ilustre sociólogo Juan Isidro Jimenes Grullón, afecto entrañable del suscrito.

Los maestros recientes de la política vernácula, Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y Danilo Medina, con siete, tres y dos mandatos, nunca incurrieron en descalificar a sus contrarios, vilipendiarlos, proferir insultos, términos soeces, ni pronunciar la palabra “maldito”, como lamentable incurre Guido, cartilla silabaria que Guido desdeña, y que podría anular su disminución dirigencial y marginarlo de sus hasta ahora posibles pasos para escalar los peldaños hacia la cumbre paso a paso, no por saltos, denuestos, ni actos de alguaciles.

Incorporar en un proyecto amplio y bien organizado a los sectores que el PLD ha marginado del poder, conforme Guido correctamente expuso reciente en La Información del 2l de septiembre último, es tarea primigenia del líder Miguel Vargas en sus recorridos ininterrumpidos de inspecciones a los comités de bases provinciales, en los que se presume consulta a los dirigentes provinciales en relación a las urgencias de sus entornos, y los suyos propios, pautando la estrategia, hacia la cúspide.

Guido jamás será líder demeritando al único actual líder de su partido, sin desertar de su tono divisionista, porque precisamente cuanto más requiere el PRD para desbancar del poder al PLD es la unificación a lo interno que concite el respaldo del abanico de minucias partidarias con las que se gana el poder, demostrado desde la Era de Balaguer, calcadas por Leonel y Danilo, fórmula de donde surgirá de la lámpara de Aladino, el genio y la forma mágica, y ni tan mágica, práctica, del PRD reasumir el legado de principios de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez hacia la cima, nunca dividiendo.

Con su retórica divisionista, Guido, aunque tengo la íntima seguridad que no, parece un títere del oficialismo, que un dirigente promisor del PRD.

El Nacional

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