La última alocución del presidente de la República, que versó sobre la mal llamada reelección, puede verse como una moneda con anverso y reverso, con un aspecto político que merece ser resaltado y con una vertiente jurídica que obliga a ser cuestionada.
Hoy conviene analizar su contenido político trascendente y auspicioso. La exposición de 23 minutos de Leonel Fernández, en calidad de primer mandatario y presidente del Partido de la Liberación (PLD), es una pieza histórica por su decisión de declinar un intento de repostulación que pudo causar un trauma nacional.
El gobernante se elevó por encima de pasiones y pretensiones de alabarderos que deseaban un intento de continuismo, de ignorantes conscientes de la expresa prohibición constitucional, y con su actitud devuelve tranquilidad a sectores sensatos que temían un quiebre institucional.
Complació, quizás forzado por la realidad de hechos adversos a intentos autoritaristas, a la mayoría de obispos católicos, dirigencia empresarial, comunidad jurídica pensante, grupos cívicos no partidistas y opinadores públicos acreditados que advirtieron peligros del reeleccionismo.
Con su declinatoria y la prometida actitud que asumirá en la conducción de los destinos nacionales por los 16 meses que restan de su segundo período consecutivo, Fernández ratifica su bien ganada posición de indiscutible líder político.
El entorno económico mundial y factores internos que demandan disciplina y austeridad obligan a una concentración de esfuerzos, actitudes y acciones gubernamentales al margen de la pugnacidad politiquera vernácula, con ejemplos desde la cúpula del poder.
Es igualmente alentador que haya dicho que se concentrará en tareas de gobierno al mantenerse al margen de la contienda en su partido, que no se considera imprescindible ni tiene dotes mesiánicos y fortalecerá el ejercicio democrático.
La parte política y la declinatoria es lo positivo. Los aspectos jurídicos requieren de un examen a la luz del derecho constitucional. La próxima semana.