Opinión

Que me reciban

Que me reciban

Que un ebanista o un herrero incumplan un compromiso de trabajo, recibiendo un 60% de lo establecido por adelantado, son costumbres malas, pero viejas. Ahora nos encontramos con profesores que venden compulsivamente textos a los alumnos y profesionales de la salud que sólo indican medicamentos que ellos mismos venden.

Se trata de actitudes que riñen con la ética, pero que también podrían ser simples respecto a la permisividad que exhiben las autoridades con el narcotráfico y el crimen organizado. Es más: comprobado está que aquellos que están supuestos a combatir determinados delitos, son precisamente quienes están cometiéndolos.

La gente, muchas veces, se pone de mojiganga acudiendo a cuarteles policiales a denunciar robos, asaltos y otros delitos, porque la respuesta inmediata es que no pueden hacer nada sin la orden del fiscal adjunto, el cual nunca se encuentra.

Agentes policiales responden a necesidades de los denunciantes cuando hay oferta monetaria, pero en ocasiones simulan la investigación al establecer que los responsables  son miembros de la misma banda a la que ellos pertenecen o están al día en el pago de peaje.

Situación similar ocurre con la intervención telefónica, cada día más en auge. Usted ir a la compañía a denunciar una intervención es perder el tiempo. Ninguna resuelve. ¿Por qué? Me acabo de enterar que ejecutivos y técnicos de las diferentes compañías tienen sus propios negocios de espionaje, ofertando servicios a todo el que pague su dinero.

Los teléfonos residencial y celular del autor de este artículo están intervenidos desde hace un año y diez meses, y de nada ha valido denunciarlo. Tengo serias evidencias que comprometen a alguien que se dedica a los fraudes electrónicos, por lo que formulo un último pedido a las autoridades para que me reciban.

El Nacional

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