Aunque reconoce que el índice de criminalidad se ha reducido y que figura entre los más bajos en América Latina, el presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) se quejó por lo que definió como un “raterismo” que tiene en desasosiego a la ciudadanía.

Rafael Canto Blanco también advirtió que sin seguridad ciudadana “es imposible desarrollar una actividad económica eficiente”, más aun en República Dominicana donde turismo e inversión extranjera directa representan pilares fundamentales del desarrollo.

Sobran razones al titular del Conep para la queja y advertencia sobre el auge del tipo de raterismo “que nos mantiene en zozobra cada vez que salimos a la calle, cada vez que vamos a una tienda o que vamos a un restaurante o a un cine”, aunque más que lamentos deberían aflorar propuestas de soluciones.

El jefe de la Policía, mayor general Nelson Peguero Paredes, acudió a la sede del Conep para presentar a sus directivos el Plan Estratégico que ha elaborado la institución para reducir la criminalidad y la delincuencia, lo que representa un buen primer paso para que el sector privado se involucre de manera decisiva en la cruzada por restaurar la plena seguridad ciudadana.

A contrapelo del dicho aquel de que “mal de muchos consuelo de tontos”, debe resaltarse que República Dominicana no figura entre los países con mayor criminalidad en América Latina, y que su índice no se asoma a los de México donde se produce una muerte violenta cada media hora, ni a los de Centroamérica o Venezuela.

El presidente del Conep ha reclamado un aumento salarial para los miembros de la Policía, con lo que interpreta un clamor generalizado, a lo que se agrega también el pedido de incremento de sueldos a todos los empleados públicos y privados, que sin dudas sería un buen remedio contra las mayores expresiones de delincuencia.

El cabal cumplimiento de los derechos individuales y difusos referidos a la seguridad ciudadana, requiere de la participación y contribución de todos los sectores de la sociedad, incluido por supuesto al empresariado, porque el coctel de soluciones tiene brebajes de inclusión económica y equidad social.

Gobierno, Policía y Ministerio Público deberían acoger como buenas y válidas las denuncias y quejas formuladas por el ingeniero Canto Blanco, pero el presidente del Conep ni su directiva deberían olvidar que el jefe de la Policía acudió a ese gremio en busca de solidaridad y adhesión para afrontar un flagelo cuyo combate es compromiso de todos.