El presidente de la República, doctor Leonel Fernández, demostró una vez más que tiene una idea clara de lo que necesita la sociedad dominicana para superar sus deficiencias institucionales. Ahora falta que esa visión se materialice en hechos contundentes. El pueblo espera y merece los cambios que son necesarios para crear el verdadero Estado Democrático y Social de Derecho.
La reunión del Presidente Leonel Fernández con los senadores peledeístas recién juramentados fue aleccionadora. Recordemos que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), con el apoyo del abanico de organizaciones políticas que integran el Bloque Progresista, obtuvo en las elecciones pasadas 31 de los 32 senadores que conforman la Cámara Alta del Congreso Nacional.
Esa matrícula de senadores le otorga al partido oficial un inmenso poder. Y ese poder engendra necesariamente una seria y trascendente responsabilidad. Nadie puede ni debe ignorar esa verdad.
Por fortuna, el Presidente Leonel Fernández es el primero que está conciente del momento histórico que estamos viviendo. Afirmó que el proceso de transición democrática de nuestra sociedad terminó. Es una declaración de alto contenido político, social, económico y jurídico. Subestimarla sería un craso error.
En nuestra realidad, Leonel tiene toda la razón. Especialmente cuando llamó a los legisladores a consolidar el Estado democrático. Estableció que debemos armonizar el ordenamiento jurídico adjetivo con el sustantivo. La actual Constitución exige la modificación de diversas e importantes leyes. Hay que adecuar el sistema para que responda a los nuevos tiempos. La democracia debe funcionar como una maquinaria bien engrasada y capaz de producir las condiciones para que los dominicanos vivan con la dignidad y el decoro que merecen.
Ahora bien, los cambios no deben darse sólo en las normas escritas. El sistema está saturado de leyes. Tenemos más leyes que las que necesitamos, aunque en la práctica parezca una paradoja. Es necesario que cambiemos la mentalidad egoísta, autoritaria y antidemocrática que se exhibe a diario. Y para que se irradie toda la sociedad, las autoridades deben dar el ejemplo.
El jefe del Estado dijo que se deben asumir los valores y principios del liberalismo para combinarlos con el constitucionalismo social de esta época. Y concluyó: Ahí está la capacidad nuestra de articular un Estado democrático de derecho, quizás también un Estado social. Ahí está el gran desafío que tenemos por delante en política institucional.
Como gobernante, Leonel Fernández ha trazado la línea que deben seguir los legisladores. La pelota está en la cancha del Congreso Nacional. La Nación espera ansiosa que cumplan con su misión institucional e histórica.
Y afirmamos que no debe existir el quizás en esos objetivos. La duda frena y estanca. El Estado democrático tiene que ser social o no será democrático.