Página Dos

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Anticipa una tormenta que podría alcanzar ribetes internacionales la decisión de la Dirección  de Migración de endurecer las condiciones para que los haitianos  sin papeles puedan estudiar en este país. Conforme a la resolución 7475, los hijos de indocumentados no pueden ser aceptados en centros escolares sin cumplir requisitos que incluyen hasta un seguro médico. Quienes la violen no hacen más que exponerse a las consecuencias. Para un extranjero estudiar necesita una visa de estudiante, pasaporte con vigencia por no menos de 18 meses, admisión del centro de enseñanza, seguro médico y prueba de solvencia económica. Es lo mismo que prohibir la admisión de haitianos, salvo casos excepcionales. Es posible que ningún hijo de un dominicano residente en el exterior afronte tantas dificultades para educarse, como los descendientes de haitianos en el país. Para endurecer más las dificultades, hasta las copias de actas de nacimiento son negadas por la Junta Central Electoral a los descendientes de haitianos en virtud de una sentencia de la Suprema Corte de Justicia que define la nacionalidad y que, según algunas entidades, se aplica de manera retroactiva. Se trata, a todas luces, de abusos a nombre de la ley.

Déficit elevado

De primar la transparencia y el respeto el Gobierno explicaría las razones, con argumentos convicentes, del alarmante déficit fiscal con que se cerró sus operaciones en 2011. Y si el Congreso representara los intereses nacionales y no políticos, se permitiría una investigación para establecer responsabilidades. Pero lo más probable es que la opinión pública tenga que conformarse sólo con saber que el déficit fue de 18.1 por ciento por encima de la meta proyectada por el Gobierno. El porcentaje equivale, según un informe de la Cámara de Cuentas, a 56,684 millones de pesos. El organismo explica que la desviación se debió a la ejecución de mayores gastos por transferencias corrientes. Pero la explicación es vaga, aunque cita que las recaudaciones cayeron por debajo de lo proyectado. Lo que se advierte, sin embargo, es que en tanto bajaron las recaudaciones hubo un incremento de los gastos y de ahí el déficit alarmante, que debería explicarse o investigarse.

El Nacional

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