Página Dos

RADAR

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El hospital Juan Pablo Pina, de San Cristóbal, está tan enfermo como los desesperados pacientes que acuden diariamente al centro, en procura de asistencia médica. El hacinamiento y la deficiencia en los servicios le impiden cumplir con sus múltiples labores sanitarias a favor no sólo de los sancristobalenses, sino de residentes en otras comunidades. El prolongado proceso de remodelación a que están sometidos hospitales como los de Baní y San José de Ocoa ha incrementado el flujo de pacientes al Juan Pablo Pina. Un reportaje publicado por el matutino Hoy da cuenta de que en contraste con las dificultades con que prestan servicios médicos y enfermeras, y del hacinamiento de los pacientes, la entrada del centro está adornada con globos morados y amarillos, que simbolizan los colores del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Las condiciones físicas en que se encuentra el centro construido en 1954, ameritan la intervención  del ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez, para evitar que los servicios pueden paralizarse. Máxime cuando hace unos días se acusó a las autoridades del hospital de ocultar datos sobre la dimensión y el impacto de enfermedades como el dengue. Pero el deterioro es visible.

Violencia en Haina

La creciente ola criminal que sacude a Haina se ha convertido en motivo de preocupación para los residentes en esa comunidad. Se cita que no hay un día en que la población, también azotada por otros males sociales, no sea sacudida por un crimen, un atraco o algún caso alarmante. Las condiciones de vida en Haina se han deteriorado considerablemente con el cierre de muchas empresas que eran fuente de sustento para la población. Hay quienes presumen que el negocio de las drogas y el desempleo se han convertido en los principales ingredientes de la ola criminal que se ha esparcido como una mancha. Hasta varios agentes de la Policía han caído de un tiempo a esta parte en asaltos o en enfrentamientos con delincuentes. Los crímenes y atracos ocurren a cualquier hora, y la gente siente tanto miedo que desde temprano  se refugia en sus hogares. Las autoridades tendrán, al parecer, que poner a Haina en el mapa de los lugares más asediados por la criminalidad.

El Nacional

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