Visto lo ocurrido con el Mauricio Báez y el Braulio Alvarez sería bueno saber ¿cuántos parques han escapado del vendaval de gamberrismo que ha arrasado con lámparas, tarjas y cualquier alegoría metálica de cobre o bronce? Lo más probable es que no haya una sola instalación, por lo menos en la Capital, que pueda cantar victoria. La depredación de los parques de recreo es simplemente otro eslabón de la larguísima cadena de robo de metales, que ha afectado puentes, instalaciones eléctricas, verjas ciclónicas y tapas de alcantarillas. Se llevan las piezas prácticamente en las propias narices de las autoridades. Y todos saben los propósitos. Lo sorprendente es que no se trata de simples depredaciones, sino de operaciones para las que en ocasiones se necesitan equipos especiales y vehículos pesados. Lo ocurrido en la plaza Mauricio Báez, en la San Martín con Leopoldo Navarro, y con el parque Braulio Alvarez, en Villa Consuelo, exponen la dimensión alcanzada por una delincuencia. Máxime si se agrega el riesgo que representa recrearse o transitar con una prenda, un celular o algún objeto que llame la atención en uno de esos lugares. Sin la debida seguridad el rescate de los parques como espacios recreativos se reduce a un gasto innecesario.
Ambición destructora
Con 6,000 años de historia, Alepo, en Siria, es probablemente una de las ciudades más antiguas del mundo. Por su antigüedad y tradiciones fue declarada en 1986 patrimonio cultural de la humanidad por las Naciones Unidas. El valor viene dado por su situación geográfica en la encrucijada de varias rutas comerciales que unían Oriente y Occidente, que favoreció la creación de un patrimonio monumental de gran riqueza. Pero ese rico tesoro histórico podría quedar arruinado tras los intensos bombardeos ordenados por el presidente Bachar el Asad contra las fuerzas que en demanda de justicia y democracia se han levantado contra su régimen. Los bombardeos en una ciudad de la importancia histórica Alepo sólo indican que El Asad está dispuesto a las acciones más siniestras e inhumanas con tal de satisfacer su ambición de poder. Como al gobernante no le importan las consecuencias la comunidad internacional tendrá que buscar la forma de hacer algo. Antes que sea tarde.