Genocidio
Los intensos bombardeos de Israel contra la franja de Gaza, que ya han causado la muerte de más de 300 personas, rayan en un genocidio. Los numerosos civiles, incluyendo ancianos, mujeres y niños, desmienten que los objetivos de los indiscriminados ataques sean puestos y bases del grupo radical Hamás. Como es el único que está en capacidad de impedir que Israel extermine a la población palestina a través de la guerra sin tregua que ha declarado, Estados Unidos tiene cuanto antes que persuadir a su aliado para que detenga su genocida propósito. La tímida exhortación de las Naciones Unidas ni los llamados de la Unión Europea han tenido eco en el Gobierno israelí, que antes que un alto al fuego no ha hecho más que incrementar sus brutales ataques. Israel tiene derecho a la paz y la seguridad, pero en modo alguno al precio de exterminar a sus vecinos, que parece ser el objetivo de los intensos bombardeos de estos cuatro días.
Miedo en la Justicia
El presidente del Colegio Dominicano de Abogados, doctor Fernando Pérez Vólquez, acaba de formular una denuncia que deja mucho que desear sobre el Estado de derecho y afecta aún más la imagen del sistema judicial.
Según Pérez Vólquez, el miedo se ha instaurado en el Poder Judicial, a lo cual dijo que se debe que los jueces dicten prisión en una amplia mayoría de los sometimientos. De cada 100 medidas de coerción, al menos 80 incluyen prisión preventiva, observó el también catedrático universitario.
Si es así, el sistema judicial anda muy mal porque se supone que los jueces no se deben guiar por las emociones, sino en base al procedimiento y las pruebas. El temor al qué dirán ni a la opinión pública deben interferir en la decisión de un magistrado responsable y competente.
Pero, conforme a la denuncia del presidente del gremio de abogados, ese no es el caso. Aunque abundan las evidencias, de seguro que Pérez Vólquez cuenta con pruebas irrefutables al respecto.
El caso amerita incluso de una investigación si es verdad que los jueces de instrucción obvian requisitos indispensables a la hora de dictar prisión preventiva. Por su gravedad, la denuncia del dirigente profesional no debería quedar en el aire.
No puede hablarse de justicia en un régimen en que los jueces tienen miedo de fallar conforme a la ley.