El debate por televisión que escenificaron defensores y detractores de la empresa Barrick Gold en torno a los beneficios o perjuicios que conlleva la explotación de los sulfuros de Pueblo Viejo, demuestra cuán útil y provechoso es discutir o afrontar los temas de la agenda nacional en ambiente franco, con el bien común como norte, sin la menor contaminación posible de intereses políticos o económico, religiosos o de cualquier índole. Durante el debate, realizado el viernes en el programa Uno + Uno, de Teleantillas, el director de Minería, Octavio López, el consultor Luis Rafael Pellerano, junto al director de la Barrick, confrontaron opiniones con el geólogo Osiris de León, el ambientalista Luis Carvajal y el economista Jaime Aristy Escuder sobre un tema de alto interés nacional, tanto por las advertencias de más daños al medio ambiente, como por lo que significa la inversión de tres mil millones de dólares y la explotación de esos yacimientos para la economía dominicana. En ese provechoso debate hubo puntos coincidentes y divergentes, como debe ser, pero la ciudadanía fue ampliamente ilustrada y orientada sobre los pros y contras de ese proyecto. Que sirva de ejemplo este acto de civilidad.
Fuego cruzado
El Papa Benedicto XVI ha sido sometido a un fuego cruzado con las denuncias sobre abusos sexuales en los que se implica a sacerdotes en muchos países. Ahora se cuestiona al prelado porque habría actuado con mayor drasticidad frente al tema de los pederastas, cuando ostentaba el cargo de Director o Guardián de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la institución de la Iglesia Católica a cargo de los asuntos relacionados con el ejercicio de la ética cristiana. En ese entonces, el arzobispo Joseph Ratzinger, fungía como guardián de la fe y se le consideraba un ministro de línea conservadora muy apegado al dogma tradicional de la Iglesia. Se destaca, sin embargo, que tan pronto fue investido como Papa, Benedicto asumió una línea dura contra lo que definió como clérigos corruptos. A poco días de su coronación, Ratzinger llegó a exclamar: ¡Cuántas inmundicias hay en el seno de la Iglesia e incluso entre aquellos que, dentro del sacerdocio, deberían pertenecer enteramente a él (Jesucristo)! El Papa Benedicto hace lo que puede y para sanear al rebano requerirá de la ayuda de la feligresía.