El procurador general de la República, doctor Francisco Domínguez Brito, ha enseñado las garras del Ministerio Público con iniciativas procesales y disposiciones administrativas, que sin embargo requieren garantía a derechos de justiciables o condenados. Domínguez Brito dispuso el sometimiento de un exdirector de Prisiones, solicitó a la Suprema Corte reabrir la investigación sobre una denuncia de prevaricación, ordenó apelar la sentencia que dispuso que un condenado por desfalco bancario cumpla el resto de su pena en su domicilio, instruyó recusar a un juez de San Cristóbal que conocería un pedido de libertad condicional para un reo por quiebra bancaria y prohibió privilegios que disfrutaban internos en la cárcel de Najayo. El magistrado actúa dentro de las amplias prerrogativas que le confiere su cargo de jefe del Ministerio Público, pero el ejercicio de esas calidades no puede colisionar con los derechos de procesados o justiciables, cuya custodia la ley pone en manos del propio procurador. Por ejemplo, a la par con la prohibición de privilegios en las cárceles, el doctor Domínguez Brito debe proteger el derecho de esos obligados inquilinos a vivir en un ambiente mínimamente habitable para un ser humano. En cuanto a la revocación de dictámenes de anteriores incumbentes, debería preservar la unidad del Ministerio Publico en todo lo relacionado con las diligencias procesales, para que no se contradiga a sí mismo.
La selva asfáltica
El accidente ocurrido el viernes en la avenida 27 de Febrero próximo a la calle Josefa Brea, donde un minibús chocó con una patata, con saldo de once heridos, algunos de gravedad, es otra consecuencia del salvajismo que caracteriza al tránsito por el Gran Santo Domingo, convertido por guaguas o voladoras, camiones, motoconchistas y carros de concho en una verdadera selva. Según testigos, el conductor del minibús público realizaba una competencia de velocidad con otra voladora, hasta colisionar contra un camión patana que cruzaba la vía. De nuevo se reclama mayor voluntad política del Gobierno para afrontar el desorden y el caos que prevalece en el tránsito por todas las avenidas, autopistas y cualquier asfaltado de la República.

