El Gobierno ha vuelto a romper el diálogo para imponer una decisión unilateral. Primero fue con la reforma tributaria, que se discutía en el Consejo Económico y Social, y ahora con el reajuste salarial que reclama la Asociación Dominicana de Profesores (ADP).
Antes que ceder en el control de gasto, sobre todo en cuanto al saneamiento de la nómina, el Gobierno optó por dejar en manos de las cautivas cámaras legislativas la aprobación de la reforma fiscal. Y n esta ocasión el Ministerio de Educación se retiró de manera abrupta del diálogo con la ADP que coordinaba el rector de APEC, Radhamés Mejía, para imponer una salida al conflicto.
En ambos casos, el Gobierno se ha apoyado en una ofensiva de relaciones públicas para blindar sus decisiones. Pero es obvio que el consenso no ha sido la prenda que ha caracterizado la gestión del presidente Danilo Medina.
Tras retirarse del último encuentro con representantes de la ADP, ese mismo día el Ministerio de Educación anunció el reajuste salarial, que de inmediato fue respaldado por diferentes sectores. Como si se tratara de una estrategia, como en efecto parece, para dar un golpe de efecto mediático. Aunque lo cierto sea que el consenso brille por su ausencia.