Página Dos

RADAR
¡Salud!

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Aunque sea condicionada, alienta la aclaración de la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales en el sentido de que no se opone a que el estatal Seguro Familiar de Salud (Senasa) aumente la cobertura en favor de sus afiliados. Porque sería el colmo que frente a un sistema tan deficiente y limitado las propias autoridades rechacen iniciativas para mejorar los servicios a los asegurados. La Superintendencia aclaró que sólo cuestionó el procedimiento de ampliar la cobertura sin llenar los trámites correspondientes. La confusión surgió cuando se habló de que la decisión de Senasa implicaba competencia desleal contra  el sector privado. La oportuna aclaración también sirvió para evitar una confrontación, pues la directora de la ARS estatal advirtió que no iba a revocar la resolución que eleva de 500 mil a un millón de pesos la cobertura de enfermedades catastróficas para los afiliados del  régimen contributivo. Pese a las debidas aclaraciones cabe esperar, sin necesidad de cruzar los dedos, que la decisión de Senasa no se erija en otro conflicto en el sector salud.

 

Crisis en el deporte

De no ser la politiquería que todo lo daña prolifera una peligrosa plaga que gravita sobre el deporte profesional y aficionado.

Las intrigas, la indisciplina y otros elementos ocultos terminaron por evaporar en un santiamén, con su carga de vergüenza, los “25 millones de pesos que erogó el Estado para el Clásico Mundial de Béisbol”.

Pero antes del fiasco abrumaban los conflictos en las federaciones. Las medallas de oro y plata en las Olimpíadas de Pekín sólo aplacaron, pero, por lo visto, no eliminaron las disputas.

Son contadas las federaciones, muchas de las cuales dirigidas por figuras consagradas del deporte, que no han terminado con sus diferencias en los tribunales. Parece como si la mística o la filosofía del olimpismo haya cedido frente a otros intereses.

La confrontación más reciente, si bien es una disputa que data desde hace tiempo, ha sido en la Federación de Tenis de Mesa. La victoria del imortal Juan Vila no ha generado la conciliación que demanda el deporte.

En las confrontaciones la autoridad y el respeto brillan por su ausencia sin que tampoco  se reconozcan méritos y  trabajo. El inquietante cuadro obliga a preguntar ¿qué pasa en el deporte?

 Porque nadie es tan zoquete como para no darse cuenta de que algún tipo de alimaña ataca una actividad que hoy deja mucho que desear.

 

El Nacional

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