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RD, un pueblo dispuesto a luchar

RD, un pueblo dispuesto a luchar

Las acumulaciones de frustraciones hacen normal que una parte del colectivo nacional descrea de los proyectos nuevos, empero la trayectoria histórica de la nación es referente de que es viable aunar voluntades, asumir tareas colectivas y obtener éxitos relevantes.

Son muchas las expresiones de frustraciones, pero son muchas más las victorias en las luchas bien organizadas y correctamente dirigidas que ha protagonizado este pueblo.

Duarte y los trinitarios lucharon en condiciones muy adversas: un sector del clero con gran influencia les adversaba; los conservadores, que dominaban en lo político, tenían un proyecto anexionista paralelo; el pueblo en su mayoría era analfabeta y la Nación padecía una opresión nacional que tornaban el panorama más difícil para la conquista de la independencia política.

No obstante, esos obstáculos, se creó una escuela de activistas, se seleccionó ocho miembros, que articularon una vanguardia política, se organizó la propaganda educativa y se efectuaron eventos que hicieron que la propuesta nacionalista-liberal ganara adeptos. Tras la independencia los conservadores expulsaron del país a los jóvenes gestores de la misma lo que no resta méritos a los trinitarios.

Despotismo de Báez

La lucha contra el despotismo de Buenaventura Báez, quien quebró a los productores de tabaco mediante un colosal fraude político-financiero, dio lugar a una contundente unidad programática y de acción en 1857 en el Cibao que se expresó en un levantamiento revolucionario, un congreso contribuyente que produjo la constitución liberal de Moca, en 1858.

Anexión

Otra prueba de la disposición de la Nación a la lucha, es que apenas había salido el país de la Guerra Restauradora (1863-1865), y cuando el traidor Báez retornó al poder e inició gestiones para anexar el país a Estados Unidos, hubo una respuesta de un grupo de ciudadanos, liderado por Gregorio Luperón, que creó un gobierno paralelo, planearon acciones bélicas y enfrentaron al gobierno durante los seis años que duró, bloqueando el proyecto anexionista.

Cuenta Peña y Reynoso, en un texto de artículos, compilados por Andrés Blanco, cómo hicieron dimitir un gobierno que se había colocado en la ilegalidad: gestaron su movimiento cívico en Santiago, convocaron a los individuos políticamente más activos y se movilizaron contra la administración de marras obligándola a renunciar.

En tanto, Pedro Bonó efectuaba su Congreso Extraparlamentario con campesinos en San Francisco de Macorís, para discutir los problemas nacionales.

La acumulación de frustraciones no ha sido un obstáculo para que el pueblo responda.

Otro ejemplo de civismo victorioso es el ajusticiamiento de Ulises Heureaux (Lilis), cuya dictadura estuvo caracterizada por todo tipo de desmanes. Se le ubicó en Moca, en 1899 y se procedió como ameritaba el caso. Su muerte desató una crisis nacional, pero el tirano pagó sus culpas.

Durante la ocupación estadounidense de 1916-1924 los campesinos del Este y el Movimiento Nacionalista Urbano dieron las respuestas que expresaban el contexto y las posibilidades de cada sector. A su vez, un grupo de intelectuales la enfrentó con conferencias, veladas, semana patriótica y recorrido de denuncias en varios países, poniendo de relieve las acciones del imperialismo en suelo dominicano.

Contra Trujillo

A pesar de la historia oficial que habla maravillas de la dictadura de Trujillo, sin oposición, la misma fue enfrentada con acciones de todo tipo: levantamientos en 1931 y 1932; conspiración de Santiago, en 1934; expedición del Mariel en 1935; Conspiración en Barahona, en 1938.

Además, fundación del Partido Socialista Popular, en 1944; huelga obrera, en 1946; expedición de Luperón, en 1947; expedición de 1949; surgimiento de la Juventud Democrática; expedición de 1959; surgimiento del Movimiento Catorce de Junio y finalmente, el ajusticiamiento el 30 de mayo de 1961.

Solo quienes desconocen la historia pueden alegar anomia en los sectores populares respecto a las luchas cívicas.

Entre 1961 y 1963 el movimiento antitrujillista hizo presencia nacional ajustando cuentas con los remanentes de la dictadura y solo se salvaron por el “borrón y cuenta nueva” de la conciliación de clases puesta en práctica como política oficial. Los nacimientos de la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER) y Fragua, pusieron en jaque las pretensiones de la oligarquía de recomponer la dictadura y se conquistaron nuevos espacios democráticos.

Golpe a Bosch

Tras el golpe de 1963 contra Juan Bosch, el pueblo respondió con movilizaciones y huelgas que la prensa de la época recoge como testimonio de la repulsión contra los golpistas.

La cresta de la oleada de rebeliones se expresó con las acciones del Movimiento guerrillero de noviembre-diciembre de 1963, las jornadas contra el gobierno de facto y el Movimiento Constitucionalista de Fernández Domínguez y las acciones bélicas del 24 de abril y la posteriormente la guerra patria contra la ocupación norteamericana.

Los intentos del balaguerismo de reeditar la dictadura entre 1966-1978, fueron valientemente enfrentadas día a día en las fábricas, escuelas, universidades y barrios por la gallardía de una juventud que no le permitió a Balaguer frenar los avances de la historia.

Está demostrado históricamente que el pueblo dominicano siempre ha respondido a los desafíos cuando se le convoca y se le dirige correctamente y ahora están dadas las condiciones para nuevas acciones de carácter históricas.

El autor es historiador.

El Nacional

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