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RD una nación a la deriva

RD una  nación   a la deriva

La sociedad dominicana ha sufrido cambios profundos en los últimos 60 años; pues ha crecido el grado de composición orgánica de la versión nacional del capitalismo periférico, y con los cambios se ha entronizado la dominación social sobre los trabajadores, que son esquilmados en la producción de plusvalía en las unidades productivas, en el mercado a través de los precios y por el Estado mediante los impuestos.

Los objetivos principales de la intervención norteamericana del 1965 eran recomponer los aparatos estatales, ampliar el número de capitalistas y fortalecerlos para así consolidar el sistema socio-económico y con él su expresión político-jurídica; para esos objetivos, apoyó el ascenso de Balaguer al poder en 1966, diseñó un programa matriz, lo sustentó económica, política, militarmente y trabajó día a día para que alcanzara su propósito; y, al mismo tiempo aplicó una política que diezmara a los participantes en la contienda bélica en el lado constitucionalista, ello le confirió el carácter altamente represivo al proyecto desarrollista del régimen balaguerista.

Los combatientes fueron exiliados, asesinados, y encarcelados. Esos objetivos conllevaron la aplicación de una política de división técnica de trabajo, pues mientras unos ejecutaban la rearticulación del Estado, desbandado por las acciones del bloque popular espontáneo que se gestó entre 1961 y 1965 y que se expresó en abril de 1965, otros se encargaban de la política criminal de desbandar a los participantes en el bloque popular, y, otro sector se ocupaba de traer a su redil a los que eran susceptibles de venderse. Al respecto la izquierda parecía no percatarse de lo que ocurría y no pudo responder trazando estrategias de auto reproducción orgánica.

Frente a la falta de sentido de totalidad de la izquierda, la conducción de los planes del enemigo, planificados conjuntamente por el Departamento de Estado, el Pentágono y la Agencia Central de Inteligencia, se aplicaron minuciosamente. Más de 500 técnicos extranjeros rediseñaron planes y proyectos para ser aplicadas desde el Banco Central, Educación, Fondo FIDE, Turismo, Policía y Agricultura. Da cuenta de la apertura de su segundo consulado de Estados Unidos en Santiago para dar visa a gran número de desafectos al sistema.

La sociedad dominicana de hoy ha visto crecer la burguesía y ha eliminado, hasta donde es factible, las posibilidades de fisuras políticas al interior de los cuerpos represivos y ha establecido nuevas opciones educativas, artísticas, técnicas, culturales y profesionales para compensar los déficits que acusa el sistema y reproducirlo. Los programas de becas, las visitas a Estados Unidos, la penetración cultural sistemática y la creación de grupos de apoyo vinculados a las agencias estadounidenses, (como círculos de amigos, periodistas, abogados, médicos, políticos y universidades) ha generado un mayor grado de norteamericanización de la cultura entre los grupos dominantes y los sectores medios, en tanto que los mass media cumplen con proyectar the american way of life (el estilo de vida americano) en los sectores populares.

Si a lo antes descrito se le agrega la presencia en Estados Unidos de más de un millón de inmigrantes dominicanos, la mayoría transculturizados y en contacto con sus familiares a través de remesas, envíos de cajas y tanques con alimentos y, las visitas anuales al país, se entenderá la hegemonía a la que está sometida la RD actual y el beneplácito con que fue recibido la intromisión del canciller Pompeo en los asuntos internos del país.
Con la consolidación económico-social se esperaba la madurez del sistema político-jurídico, pero este expresa disfuncionalidad al sistema expresado por las burdas violaciones sistemáticas que se hace desde el Poder Ejecutivo a la Constitución, las leyes orgánicas y demás elementos del ordenamiento jurídico. De esa manera el sistema social anda por un lado y las actuaciones del Ministerio Público y los jueces se expresan en caricatura y burlas a la sociedad que reclama justicia.

Pero ese desorden tampoco es casual, obedece a la necesidad de impunidad para cubrir los procesos de acumulación por despojo que propicia la burocracia que saquea el Estado y los empresarios que evaden al fisco y aumentan su tasa de ganancia. Por eso unos y otros patean el orden jurídico, mostrando que carecen de sentido de nación.
El capitalismo dominicano ha llegado a tal grado que hoy los riferos, narcotraficantes y tratantes de personas llegan a las cámaras y actúan como honorables.

A la par de los cambios de todo tipo que se han efectuado, como lo demuestran estudios generales y sectoriales sobre las diferentes áreas, algunos dirigentes nacionales de la izquierda no se han percatado de los mismos. Esto, pues siguen haciendo política como si nada hubiese pasado en los últimos 60 años, como si el país estuviera en los años 60 y 70. El voluntarismo está por encima de los resultados que arrojan los estudios científicos.

El comportamiento de muchos empresarios acusa pre modernidad frente al Estado y primitivismo fisiocrático en las relaciones con los trabajadores. Los políticos del sistema actúan como si estuviéramos en el siglo XIX y el grueso de la izquierda carece de los elementos analítico-teóricos para interpretar la situación, diseñar estrategias, darle seguimiento, reconstruirse, adecuar su discurso e insertarse en el día a día de las luchas políticas con fisonomía propia. El barco nacional está a la deriva.
El autor es historiador.

El Nacional

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