Semana

Relevancia de la televisión

Relevancia de la televisión

La televisión se ha convertido en una de las atribuciones infalibles de la sociedad contemporánea. Infalible, en cuanto el espectador, al margen de las palabras comentadas que acompañan a las imágenes, y pueden crear como testigo ocular su propio criterio del análisis o acontecimiento visto en pantalla.

La televisión favorece la inclinación democrática del hombre y la mujer actual, que no quiere esperar pasivamente a que otros les informen, sino que desean encontrarse en el centro mismo de los acontecimientos.

Este deseo no se refiere únicamente a los sucesos de su comunidad (local, regional, nacional), sino también a aquellos que tienen unas perspectivas más amplias. Le interesa el contexto y el texto de la noticia del interior y del exterior. O lo que ocurre alrededor del mundo con la credibilidad necesaria que implica la sociedad actual.

La comunicación se refiere siempre a algo material o, simplemente, físico, mientras la noticia la comprendemos algo intelectivo, algo que se da a conocer por ser, hasta entonces, desconocido o muy poco conocido.

El contexto noticioso incluye unos procedimientos de comunicación, a toda lógica semiótica para llegar a su destino (a un hombre, a una mujer, a un público) que sirve de vía: voz, escritura, imagen, ya que de otra manera no podría dar a conocer lo que pretende. Y sin dar a conocer su contenido una información relevante no sería tal cosa…

Por eso, es correcto llamar a la prensa, radio y televisión -fuentes de información dirigida a miles y/o millones de personas- medios de comunicación social, porque son rutas portadoras de diversos tipos de noticias accesibles a mucha gente, gracias a estos procedimientos técnicos, físicos y materiales.

La descripción en reflexión que hemos planteado, nos motiva a entender que la gente que está en un medio de comunicación debe ser un emisor de la excelencia cultural-formativa de la sociedad. Productores y realizadores de televisión, periodistas, presentadores, conductores y animadores de televisión están repletas de estaciones teveaudibles del país. Principalmente en la frecuencia UHF, Ultra High Frequency (Ultra Alta Frecuencia) y en algunos casos en VHF, Very High Frequency (Muy Alta Frecuencia), de mi amada República Dominicana.

La televisión, como medio de comunicación de masas, debe tener cimiente del personal capaz y fundamentalmente idónea para hacer una labor cultural, educativa, recreacional y social en el país.
La imagen habla o explica al teleespectador más de las tres cuartas partes de lo que le interesa. “Con una sola palabra -dice el crítico literario francés de televisión, André Brincourt- se revela en la televisión una idea”.
Admito que en dominicana se está haciendo una televisión con criterio profesional y de cara a la realidad en estos momentos de globalización y modernidad.

El producto televisivo representa siempre una labor de equipo, una labor colectiva. El producto tiene éxito solamente cuando “todas las ruedas dan vueltas armónicamente y con capacidad indiscutible”. Nunca jamás caer en el ego personal. Sigo planteando, que los productores del país llevan al público contenido televisivo para orientar al telespectador.

Es necesario que la gente reciba buena noticia y que las expectativas del televidente sean llenas de calidad integral, para poder cumplir con la misión de la televisión como medio comunicacional social.

Es necesario que los espacios teveaudibles se llenen de programas investigativos. Para tener una televisión de crecimiento integral. Hay muchos empresarios que respaldan proyectos televisivos (tecnológicamente). Sus inversiones son muy importantes para el sostenimiento o mercado mundial.

Necesitamos gente con preparación, que sepa la responsabilidad social que es tener un medio de comunicación en sus manos. Igualmente, debo concluir, en el entendido, que el periodista (o comunicador) social describa y escriba día con día la historia de su pueblo. Hay que escribirla con la honradez de la cultura y la educación. Esto debe ser perenne en nuestra sociedad.
El autor es periodista, analista social y geopolitólogo.

El Nacional

La Voz de Todos