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Religiosos Asaltan la ciudad y el grafiti

Religiosos  Asaltan la ciudad y el grafiti

En las avenidas Charles de Gaulle con autopista de San Isidro, esas mismas por donde a veces cruza la caravana presidencial, hay un modesto letrero que reza: “se cura el pecho apretao”. Está colocado sobre una de las columnas del elevado. Eso en pleno siglo XXI, donde la medicina presume de sus avances, ese curandero se jacta de su talento, y más abajo coloca el número.

Un poco más arriba se destaca un grafiti al que uno no le halla sentido por más que lo lea. Habla de un tal Pirín y enarbola ciertas astucias de éste. Por la sintaxis se especula el nivel académico del grafitero, o quizá el estado mental en que fue escrito. Pero es la ilegalidad y el atrevimiento de la acción lo que le confiere hermosura al grafiti. Es común ver en las paredes de la ciudad mensajes de este tipo. Religiosos, fanáticos, hechiceros, izquierdistas rancios, aún usan el grafiti como modo de expresión.

Y es que si hay algo que compiten en este Gran Santo Domingo, son los rótulos, el grafiti, los letreros y la basura. De ello en plena calle 27 de Febrero hay múltiples ejemplos. En el día a día, mendigos, transeúntes, guagueros, bachatas a alto volumen desafiando decibeles y autoridades, se entremezclan.

-No va a llover nada. Es eso un amago. El cielo está limpio, dice un limpiabotas mientras lustra las marrones botas de un cliente, para echarle unas vainas a las delgadas lluvias que amenazan con mojar el suelo. Detrás de él un grafiti se destaca: “Cristo te ama. Es la luz”. Esto es la esquina Juana Saltitopa con 27.
Más adelante hay más grafitis religiosos, además de rótulos con mensajes y versículos bíblicos, que bordean la imaginación y el atrevimiento:

“Dios te vio fornicando”, dice uno de ellos con una grafía precaria. Y es que los religiosos no se han quedado atrás y además del reguetón han decidido asaltar las paredes. De ahí que cual modernos Moisés, usen sencillos pedazos para colocar cortos pero contundentes mensajes: “Cristo Salva”, arrepiéntete.

Si se hace una contabilidad a ojo de pájaro se puede dar cuenta uno que el grafiti político ha mermado en relación al auge del religioso. Quizás porque la gente y usa otros medios para denunciar.

Pero así como hay grafiti de corte político, religioso, también hay uno que toca lo ultraterreno. En esa misma 27 bulliciosa con Doctor Betances, hay uno que llama la atención y que impacta: “Si a usted le han detectado una enfermedad y le quedan pocos días de vida o está agonizando, nosotros lo curamos. Llámenos”.

En los años 60 y 70 era común ver el grafiti con tendencia política. Aparecían grafitis denunciando el imperialismo, vituperando a la derecha, pregonando las bondades de la izquierda, exigiendo la libertad de los presos políticos. Un nombre que aparecía en esas expresiones de libertad, eran los de Caamaño y de Balaguer. Ambos representaban las antípodas de los criterios.

Pero esta ciudad donde cada quien vende su sueño o su producto, o su posible paraíso, y en el compiten letreros improvisados, rótulos, grafitis, vendedores, bulla, todavía hay quien compite o vende su producto a la usanza antigua, por ello que a escasos pasos de estos grafitis, en la 27 con Duarte, un grupo de mujeres cuyo oficio es vender carne a quien placer efímero busca, sólo dice con voz sugestiva, ven papi sólo son 300 pesos.

El Nacional

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