Opinión

Rescatar al PRD

Rescatar al PRD

“En la política hay cosas que se ven, y cosas que no se ven”. “En la política hay cosas que se hacen, y no se dicen. Y cosas que se dicen, pero no se hacen”. En la lucha política, a quien no da, le dan. El problema del PRD no es jurídico, es político. Y la respuesta debe ser política, que no deje lugar a dudas sobre quién tiene la razón y la fuerza. Y esa fuerza la dan las masas empoderadas.

El artículo 19 de los estatutos es claro cuando afirma que “la soberanía del Partido reside en su militancia y se ejerce a través de sus organismos”.

¡Que se expresen las bases en las calles; que tomen, por asalto si es preciso, los locales!

Es obvio que el Tribunal Superior Electoral actúa por mandato del PLD.

Cuando la Comisión Política del PRD, convocada acorde con los estatutos, suspendió a Miguel Vargas, el TSE se opuso inmiscuyéndose en los asuntos internos, algo que le está negado por la ley, pero cuando Miguel decide suspender o expulsar a importantes dirigentes,  incluyendo a Hipólito, el TSE lo autoriza, con lo cual queda desautorizado para hacer justicia.

Hay quienes creen que solo está en juego la vida del PRD. Y está en juego el sistema de partidos, la libertad y la democracia. Sin el PRD como contrapeso, ¿qué nos queda?

Con el PRD dividido y descuartizado, el PLD no tendrá obstáculo. Y nadie impedirá que Leonel vuelva al poder en el 2016. Defender al PRD en estos momentos es defender la democracia.

Miguel Vargas está entregado en los brazos del oficialismo. Sabe que no tiene futuro. Corresponde al sector que encabeza Mejía ponerse los pantalones y salir a las calles a rescatar al PRD.

Hay que arrancarle el PRD, no sólo a Miguel, un “mascarón de proa”, sino al PLD. A Leonel y a Danilo. El PLD quiere convertir al PRD en una entelequia parecida al Partido Reformista. Miguel  es en el PRD, lo que Morales Troncoso ha sido en el Partido Reformista.

Hipólito se proclamó líder de la oposición, y llegó el momento de asumir ese rol. No hay vuelta atrás. Llegó el momento de la acción. ¡Y que el gobierno asuma las consecuencias!

El Nacional

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