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Resistir tanta ignorancia

Resistir tanta ignorancia

Miguel De Camps

Yo viví, siendo un niño de doce años, cuando los del campo saquearon algunos colmados en mi pueblo, aquello fue terrible los campesinos llegaron con hachas y machetes al pueblo y empezaron a desarrajar las puertas de los comercios de comestibles. Lo hacían empujados por una huelga total que los pueblerinos hicimos para empujar la salida del país de los miembros de la familia Trujillo que permanecían en el país aferrados a quedarse en el poder.
Esa mañana yo me encontraba ya en el local del PRD, pues me correspondía abrirlo para continuar inscribiendo a los contados miembros que simpatizaban con los lineamientos del “borrón y cuenta nueva” que nos llevó al triunfo en las elecciones de 1963.
Frente al local del Partido se abalanzaron dos de los saqueadores, uno con un hacha y el otro con un machete, contra un colmado cuya puerta no resistió la embestida, no bien entraron cuando gente del pueblo le cayeron encima con piedras, palos, barras de varillas de construcción, machetes y defendieron los intereses de los modestos comerciantes que lo hubieran perdido todo por sumarse a una huelga que, además, era correcta.
Decenas de campesinos invasores salían heridos a machetazos buscando refugio en cualquier lugar, uno de ellos, de aproximadamente 25 años, se refugió en el local del partido y Víctor, mi hermano de once años, lo cubrió con unos sacos de maíz para protegerlo de aquella multitud frenética que solo quería ver sangre ajena.
Él hombre se mantuvo oculto en el local más de una semana, mamá y Víctor curaron sus heridas mientras imploraba que no lo entregáramos al pueblo que lo buscaba para apalearlo.
Todo pasó como va a pasar lo que estamos viviendo en estos momentos de coronavirus, los Trujillo se fueron, pero en mí ese recuerdo no ha desaparecido nunca, y me llega más profundamente a nivel de angustia, cuando veo y escucho a quienes teorizan pidiendo una ampliación del toque de queda absoluto. Ayúdame, que no puedo resistir tanta ignorancia.

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