Madrid, 12 de Diciembre EFE.- La búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes en la iglesia de las Trinitarias de Madrid tendrá que esperar de nuevo, esta vez hasta después de Navidad, por deseo de las monjas que residen en el convento anejo y que temen que el rastreo de la iglesia entorpezca sus actividades litúrgicas. “Queríamos iniciar la segunda fase del proyecto a mediados de diciembre, pero llega la Navidad y es mala época para entrar a la iglesia- romperíamos toda la rutina de las actividades navideñas”, explica a Efe el historiador Fernando de Prados, uno de los promotores de la búsqueda del ilustre escritor. Trece monjas de clausura viven en el convento ubicado junto a la iglesia donde se busca al padre del Quijote y, aunque entienden el interés por hallar los restos, quieren que el proceso de búsqueda afecte lo menos posible a sus rutinas diarias.
En favor de esa calma se ha decidido posponer hasta enero la revisión de la cripta de la iglesia, que atraerá previsiblemente durante unos días a decenas de periodistas a las puertas de la iglesia, tal y como sucedió en junio pasado cuando el georradarista Luis Avial accedió a ella para obtener un mapa con los posibles lugares de enterramiento. Se señalaron cinco enclaves donde podrían encontrarse los restos, y a partir de enero los investigadores comenzarán a buscar por la cripta de la iglesia -con cerca de 30 nichos- al tratarse del lugar de más fácil acceso y el único para el que se han conseguido los permisos necesarios del gobierno regional de Madrid y el Arzobispado.
Dejarán para más adelante el rastreo de los otros cuatro nichos, una intervención que requiere el levantamiento del suelo de la iglesia, clasificada como bien de interés cultural (BIC). Después del 6 de enero un equipo técnico limpiará la cripta, tratará de recuperar las inscripciones de los nichos y cotejará la información con los archivos históricos hasta tenerlo todo preparado para la entrada en acción del equipo del forense Francisco Etxeberria.
Primero introducirán cámaras microscópicas en cada uno de los nichos para comprobar si en alguno de ellos hay restos óseos compatibles con los de alguien con las características del escritor, pero se sacarán de los nichos para ser analizados solo en el caso de que se crean semejantes a los de Cervantes. La mejor ayuda que tendrán los expertos para saber si pueden corresponderse se la dio el propio escritor, quien en el prólogo de sus “Novelas ejemplares” dejó un retrato de sí mismo, con pistas que sería posible identificar aunque haya pasado mucho tiempo.
«Éste que veis aquí, de rostro aguileño (…), de nariz corva, aunque bien proporcionada (…) los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos estremos, ni grande, ni pequeño (…) algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies (…)”, escribió.
Y si no se encuentra rastro del padre del Quijote en la cripta, se seguirán pidiendo autorizaciones para rastrear el resto de puntos apuntados por los georradaristas. “Es necesario ir descartando opciones, y lo vamos a hacer con el mejor equipo de profesionales”, explica a Efe Fernando de Prados. Aunque el proceso se va ralentizando, los investigadores aún confían en hacer coincidir la localización de Cervantes con dos aniversarios muy importantes- el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote, en 2015, y los 400 años de su muerte, en 2016. EFE