1987 marcó un destino distinto a un excelente intérprete dominicano, en Altos de Chavón, donde con su bandera de lucha escogida por nosotros: “El reto”, dignificó de manera incuestionable un nuevo camino a emprender.
Al poco tiempo nos llamaba la señora Martha Vidal, de Altos de Chavón, a invitarnos con nuestro artista Sergio Vargas & Orquesta a un evento que por primera vez se celebraría en Repúblca Dominicana: “Aplausos”.
Era ese evento donde participarían más de una docena de disqueros internacionales y artistas, entre estos Rafaela Carrá, de Italia, Roberto Carlos, de Brasil y Cháyanne.
En ese evento los desconocidos eran hasta ese entonces Cháyanne y Sergio Vargas. La sensación de la tarde-noche fue Sergio.
Impresionó con su tema “La quiero a morir” y su vestuario de Martin de León, que con un diseño fuera de serie, de seda blanca, que se movía al rítmico compás de su música, motivó a más de uno de los disqueros presentes a acercarse en busca de cerrar un trato con El Negrito de Villa.
Sergio fue a amenizar una fiesta a Higuey y yo, que debía haber estado presente en la actividad post show, no pude estar presente y lucir un suéter que Martin nos había obsequiado en una segunda oportunidad. Al ponérnoslo en otra ocasión se había encogido.
Tomé mi carro rumbo a la capital sin dejar de manifestar mi alegría por la respuesta a la participación de mi artista.
Manuel Tejada, que estaba entre los invitados, nos había dicho que la presentación de Sergio fue la más comentada y la más aplaudida por todos los allí presentes.
Chayanne, quien desde ese primer momento demostró su hambre de triunfo, escalaba con una asombrosa agilidad de joven atleta las piedras del escenario.
Al otro día Thomas Muñoz nos invitaba a trasladarnos a New York para discutir contrato. Debo admitir que para ese entonces yo no tenía ninguna experiencia en la música con sentido internacional.
Al poco tiempo se firmaba el primer contrato de corte internacional con un dominicano. A Sergio le tocó ese privilegio ¡Qué suerte tenia ese negro!
Entramos por la puerta grande de esa compañía. Dos pisos más abajo de la oficina de Julio Iglesias y Michael Jackson.
Vista a la distancia de hoy Chayanne se encuentra iluminando el firmamento artístico y recibe el espaldarazo de una de las mejores promociones de artista alguno a su show en República Dominicana.
Su toque de artista angelical aún no lo ha perdido. Su discreto movimiento sensual que cautiva su público, tampoco.
Nadie podrá negar que el borinqueño ha conquistado en ausencia de otros la juventud del Continente Americano, sin hacer música urbana, ni letras de doble sentido y con un canto sublime siempre al amor.
Ahí están los hechos. Usted compare ambos artistas.