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Sexo y corrupción salpican actividad política en Italia

Sexo y corrupción salpican actividad política en Italia

Roma.  EFE.  “Diego, prepárame a Francesca que le voy a dar un repaso». Es la frase de la última escandalera sexual y de corrupción que retumba en Italia y que según escuchas telefónicas, pronunció el Jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso, uno de los asesores del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi.

Los italianos siguen impávidos el incesante culebrón de episodios sexuales que salpican a la clase política italiana.

Ahora el jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso, es investigado por recibir supuestamente “favores sexuales” a cambio de hacer concesiones de las obras públicas para la organización de la cumbre del G8 de La Magdalena.

Unos “favores sexuales” que se desarrollaban en el spa Salaria Sport Village de Roma, donde -según Berlusconi convertido en paladín de Bertolaso- el jefe de la Protección Civil sólo era sometido a masajes “a causa de sus dolores de espalda” por una señora mayor.

El primero en dar el pistoletazo de salida en los capítulos de sexo y jarana fue ni más ni menos que Silvio Berlusconi, con sus multitudinarias fiestas sexys rodeado de chicas, champán, chistes y sus inevitables interpretaciones musicales.

Berlusconi, entonces casado con su segunda esposa, Veronica Lario, acudió en abril 2009 a la fiesta del 18 cumpleaños de una de sus amigas, Noemi Letizia, lo que le valió la petición de divorcio de su mujer y el destape de la caja de los truenos.

Una larga lista de jóvenes comenzaron a desfilar por los medios de comunicación y describieron las fiestas que organizaba “Il Cavaliere” en sus residencias de Cerdeña y Roma.

Hasta una prostituta, Patrizia D’Addario, relató la noche que pasó con Berlusconi, pero ésta ya entradita en años, 42, fue más cauta y acudió a la cita armada de una grabadora a la que sacó mucho provecho.

La avalancha de relatos de las chicas vino aderezada con fotografías publicadas en la prensa de las bellas tomando el sol en top-less en la casa sarda de Berlusconi, Villa Certosa, y con el ex primer ministro checo, Mirek Topolanek, recogiendo una toalla al borde de una piscina como Dios lo trajo al mundo.

El Nacional

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