Editorial

Sin tocar trompetas

Sin tocar trompetas

El presidente Leonel Fernández viajará el jueves a Puerto Príncipe para entregar al pueblo haitiano un moderno edificio que alojará a la universidad pública, cuya sede fue destruida por el  terremoto del 12 de enero de 2010, un  hermoso  gesto solidario de Gobierno y pueblo dominicanos hacia  esa  atribulada nación.

El nuevo recinto de la Universidad de Puerto Príncipe fue construido  a un costo   superior a los mil millones de pesos extraídos de las flácidas finanzas públicas, por lo que esa donación tiene la  especial  significación de una nación que comparte lo poco  que tiene  con  el vecino  afligido por una desgracia mayor.

A contrapelo del dicho bíblico  de que  “lo que tu mano derecha hace, que la izquierda no lo sepa”, es menester señalar que  el recinto universitario construido  por el Gobierno para alojar a la Universidad de Puerto Príncipe constituye una demostración más del  rol de cirineo que  con gran voluntad ejerce  República Dominicana para ayudar a acarrear el drama haitiano.

Los buenos y verdaderos dominicanos participan del sacrificio que conlleva  para las finanzas nacionales  la  donación de ese edificio que  devolverá a miles de estudiantes haitianos la oportunidad de cursar  una carrera universitaria e insertarse  en la ingente tarea de reconstrucción de  su país.

 No ha de olvidarse que  el gentilicio dominicano  es objeto de  escarnio  allende los mares por  filisteos que acusan a esta nación de ejercer discriminación contra inmigrantes haitianos y sus descendientes, sin reparar  en  que más de un millón de indocumentados encuentran en este territorio aliento a las penurias a que  han sido sometidos en su patria por  el abandono e indiferencia  de  grandes metrópolis.

Más por solidaridad que por cercanía geográfica, los dominicanos  fueron los primeros  en extender su mano amiga a Haití  cuando esa nación  quedó virtualmente en ruinas a causa del cruento terremoto de 2010, pero aún ese pueblo aguarda por la promesa de la comunidad internacional de  ayudar a financiar su reconstrucción.

El presidente Fernández formaliza la entrega a las autoridades haitianas del moderno recinto universitario,  una donación que se realiza “sin tocar trompetas, como hacen los hipócritas  en las sinagogas  y en las calles para ser alabados…” porque  esa donación representa el más elevado sentimiento de  amistad, comprensión y solidaridad del pueblo dominicano hacia  sus vecinos.

El Nacional

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