Por RYAN LUCAS, Associated Press
BEIRUT, Líbano (AP) — La fuerza aérea siria atacó el domingo un bastión del Estado Islámico y otros pueblos controlados por los islamistas en territorio sirio y mató a por lo menos 11 personas, dijeron activistas.
Durante más de un año, los aviones del presidente sirio Bashar Assad apenas atacaron territorio controlado por el grupo extremista en el norte de Siria y concentraron sus ataques en los grupos rebeldes centrales. Pero el gobierno ha empezado a atacar a los islamistas más regularmente desde que estos ocuparon buena parte del norte y oeste de Irak en junio.
Por lo menos lanzaron 19 ataques contra los extremistas en Raqqa, en el norte de Siria, precisó el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña.
El director del Observatorio, Rami Abdurrahman, dijo que seis de los ataques fueron a un tribunal militar. Afirmó que por lo menos 16 miembros del Estado Islámico murieron en Raqqa y unos 40 resultaron heridos. Agregó que hubo además 22 bajas civiles entre muertos y heridos.
Los Comités de Coordinación Local también reportaron los ataques a Raqqa, pero dijeron que murieron 11.
Ambos grupos activistas también dijeron que el gobierno sirio atacó por aire áreas en la provincia de Alepo controlada por los extremistas, inclusive los pueblos de Akhtarin y Dabiq.
Estos dos están entre una docena de pueblos y aldeas que los extremistas ocuparon la semana pasada. Esas conquistas han puesto en peligro a los rebeldes sirios en la provincia y la ciudad de Alepo.
El principal grupo de oposición siria respaldado por Occidente solicitó el sábado a Estados Unidos que ataque al Estado Islámico para ayudar a los rebeldes.
La coalición reclama desde hace tiempo un apoyo militar occidental más sólido en su lucha contra Assad, y en las últimas semanas contra el avance de los extremistas islámicos. El nuevo pedido de ayuda pretende capitalizar la reciente intervención aérea estadounidense en la vecina Irak, donde Estados Unidos bombardeó blancos del Estado Islámico.
Pero el presidente estadounidense Barack Obama se ha resistido a tomar acciones similares en Siria por temor a arrastrar a Estados Unidos a una guerra civil cada vez más complicada y sangrienta.