Opinión

Sociedad contradictoria

Sociedad contradictoria

La dominicana es una sociedad de múltiples y contradictorios perfiles, que lleva más de 25 años de crecimiento y desarrollo sostenido, periodo durante el cual también acentúa la desigualdad, con lo cual pobreza y riqueza parecen trazar caminos paralelos.

Semana Santa, que concluyó ayer Domingo de Resurrección, representa el mejor ejemplo de que aquí se disfruta o se sufre una realidad que es o puede ser, porque todo se reduce al color del cristal desde el cual se mire.

El arzobispo de Santo Domingo, Francisco Ozoria, afirmó que la sociedad nacional es flagelada por una cultura de la muerte, pero llamó a la población a no sentir tristeza y vivir la alegría y el gozo de la vida, lo que parece fue entendido literalmente por multitudes que abarrotaron playas y escenarios de espectáculos.

En Altos de Chavón, Punta Cana y Puerto Plata se celebraron conciertos con celebridades internacionales y artistas nacionales, presenciados por miles de personas, pero también los templos católicos e iglesias de otras denominaciones cristianas estuvieron repletos de feligreses, lo que indica que hubo espacio y tiempo para moros y cristianos.

El Gobierno dispuso que la prensa no hablara de muertos ni heridos durante la Semana Mayor, por lo que todas sus agencias ocultaron a la prensa la cantidad de personas fallecidas o lesionadas en accidentes de tránsito, riñas, ahogamiento o por ingesta excesiva de alcohol o alimentos.

Ya se sabe que esta es una sociedad pobre, pero la Unión Europea (UE) esperó Semana Santa para anunciar que recortó en un 70% su programa de cooperación, porque aquí no lo necesitan, lo que quiere decir que no es tan miserable como se proclama o como aparenta.

Es mucho lo que se habla sobre corrupción e impunidad, pero como nadie tiene un letrero en la frente que describa sus falencias, mansos y cimarrones se confundieron en exclusivos litorales playeros, villas de revistas, conciertos de multitudes o en el silencio de los templos, sin saberse si el diezmo que ofrecieron también estuvo libre de pecado.

La sociedad dominicana es un crisol de contradicciones, donde se convive con una realidad que para muchos es solo una percepción, que como quiera se disfruta o se sufre, conforme al lugar que cada cual ocupa en las relaciones de producción o según como cada quien lea el libro de la corrupción o de la impunidad.

El Nacional

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