Las comunidades del Sur Profundo continúan en crisis, pues muchas de ellas sufren los rigores dejados por fenómenos naturales. Entre esas comunidades figuran algunas en los alrededores del Lago Enriquillo, como son Duvergé, Villa Jaragua, Las Clavellinas, La Descubierta, los Ríos, entre otras.
Las aguas del Lago Enriquillo han subido extraordinariamente de nivel, arrasando con predios ganaderos y agrícolas, especialmente por las grandes crecidas registradas en el Yaque del Sur. Se ha recomendado un estudio hidrogeológico, a fin de determinar si hay otras causas. Sin embargo, no se ha visto acción concreta al respecto, a pesar de que estamos conscientes de que la causa del problema es la falta de control de las grandes avenidas del río mencionado y por no haberse reconstruido el dique que impediría la derivación de enormes caudales que se dirigen hacia la Laguna de Cabral para continuar hacia el Lago Enriquillo.
Técnicamente, la reconstrucción de ese dique sería una medida provisional, pues lo que resuelve el problema es la construcción de la Presa de Monte Grande, de la cual hemos hablado en numerosas ocasiones. Esta obra ha sido prometida por varios Gobiernos y reclamada por la región Sur.
Las comunidades afectadas por la situación del Lago Enriquillo están compuestas por gente laboriosa que hoy afronta penurias, pues tanto ganaderos como agricultores han visto casi desaparecer sus fuentes de ingreso, porque se trata de tierras que están salinizadas y cuya recuperación requiere un lento y costoso proceso.
Se acerca una campaña electoral para elegir nuevas autoridades congresuales y municipales, durante la cual estamos seguros lloverán las promesas de los aspirantes. Pero no se trata de eso, sino de que es ahora cuando hay que tomar acciones concretas para ayudar al Suroeste, que tiene grandes potencialidades de desarrollo. Esas potencialidades no han podido explotarse por falta de decisión.
La anterior administración del INDRHI dejó en el limbo el concurso para construir la Prensa de Monte Grande, lo que lleva a pensar que se trató de demagogia política. que de ninguna manera debe ser aceptada por el Presidente de la República, quien tiene el reto de dar un paso en firme.
Las comunidades del Suroeste no pueden estar bajo una permanente angustia por falta de obras de infraestructura que las protejan de los embates de la Naturaleza. Es hora de actuar.