El ingeniero Bienvenido Martínez Brea (Bebecito), quien falleció el jueves a los 100 años de edad, dejó un legado para las futuras generaciones de un hombre honesto, amigo, buen padre, hijo ejemplar, excelente esposo un gran caballero y un amante apasionado de los deportes.

El licenciado Roberto Martínez, uno de sus hijos, dijo al pronunciar el panegírico que Bebecito expresó: Si me llama el deporte lo dejo todo, cuando fue exaltado en el Pabellón de la Fama del Deporte de San Pedro de Macorís.

Bebecito Martínez fue un hombre humano, preocupado por los niños y un gran sentido de sensibilidad. Amó a los pobres y siempre los defendió. Eso lo puedo atestiguar, pues soy parte de la historia de este inolvidable hombre a quien considero uno de mis padres.

Roberto, visiblemente compugido y con un rostro notablemente triste, pero firme en sus palabras, indicó que Bebecito fue un deportista a carta cabal y manifestó que su padre ejerció sus obligaciones dentro de un marco de integridad y cumplió con ese precepto hasta el último día de su existencia.

Cientos de personas desfilaron frente al cofre que contenía las cenizas de Bebecito en uno de los salones de la Funeraria Blandino, de la Abraham Lincoln.

Allí estaba toda su familia.

Conversé con Felipe Martínez (Felipillo), su querido hermano y quien fue como su hijo y le expresó que escribiría algunas anécdotas sobre la vida ejemplar de un dominicano que nunca será olvidado.

Bebecito va al cielo, pues sus obras de bien lo hacen merecedor.

Hasta mañana, si Dios quiere, dominicano