Manfred debe renunciar
En el inicio de los entrenamientos del béisbol de las Grandes Ligas, se siente la presión y la preocupación por la situación del robo de señales con equipos electrónicos de los Astros de Houston, campeones mundiales 2017.
Mike Fiers, el lanzador que jugó para esa organización en los años de las trampas y que al salir hizo la denuncia que provocó el mayor escándalo en la historia del béisbol, ahora es visto como un héroe.
El domingo en su primera presentación, lanzando para los Atléticos, se pedía en cartelones hasta su postulación a nivel presidencial en los
Estados Unidos.
Pero realmente lo que voy a considerar en esta entrega es la peligrosidad que se vive en el béisbol de más categoría en el mundo, y todo por la irresponsabilidad del Comisionado Rob Manfred.
Iniciemos por su irresponsabilidad y cobardía. Si Manfred, pone asteríco a esa corona
y hubiera ordenado recoger los Anillos y almacenarlos, aplicando a su vez sanciones personales, el caso no se encontrara en una condición tan grave.
Ahora, los peloteros que se sienten afectados y principalmente los lanzadores, públicamente han dicho que se vengarán dando pelotazos.
Otros han reaccionado indignados y piden la cabeza de sus compañeros que están todavía del lado de Houston.
Mientras todo esto ocurre, Rob Manfred no anuncia sanciones a los responsables de montar el sistema electrónico de robar señales y quizás piensa que con haber sido despedidos de las dos dirigencias de equipos que tenían, todo está solucionado y no es así.
¿Qué pasará si un pelotero resulta con lesiones permanente por causa de un pelotazo anunciado?
¿Y si pierde la vida? ¿Será la justicia ordinaria que se encagará del hecho?
El béisbol no debió permitir que el caso llegara hasta estos extremos, solo por cobardía. Doy el calificativo de cobarde a Manfred, porque él no sancionó peloteros, por temor
a enfrentarse al Sindicato que los agrupa.
Una institución como Major League Baseball no puede ser manejada por un hombre sin pantalones, quien es el único responsable de lo que pase de aquí para allá y lo peor, del feo espectáculo que será presenciar esas rellertas que vienen por ahí, las que no son dignas de llegar a millones de televidentes, entre ellos, niños y adolescentes.
Rob Manfred debe renunciar por cobarde e irresponsable y sobre él recae todo lo que se arrastre negativamente en las Grandes Ligas, fruto de una situación, que a estas horas, debió haber sido un punto solucionado por completo.