MILWAUKEE. Para ganar en un día de apertura, usted tiene que eliminar las molestias en la barriga. Tiene que poseer una mirada de acero y un juicioso conocimiento de la oposición. Hay que tener tantas cosas que salgan bien.
O, usted le entrega la bola a Ubaldo Jiménez y espera que el relevo aguante. Jiménez tiene siete caninos en el patio de su nueva mansión en la República Dominicana, incluyendo dos Chihuahuas, un pitbull y un bulldog. Pero no se equivoquen, él es el perro mayor en el cuerpo de lanzadores de los Rockies.
El produjo una revoltosa declaración inaugural en la victoria de los Rockies 5-3 sobre los Cerveceros de Milwaukee el lunes en la tarde luego de sus seis episodios artísticos camuflaron las preocupaciones acerca del cuerpo de relevistas y una fallida defensa.
Yo quiero esta responsabilidad, dijo Jiménez. Mis compañeros piensan en mí como un estelar, y me gusta ese reto.
Jiménez tiró su primer lanzamiento a 95 millas por hora y su 99 y último a 97 mph.
Fue un juego realmente excitante, ustedes saben, desde el comienzo hasta el último episodio, dijo Jiménez. Fue una especie de juego de playoff.
Sus mejores momentos vinieron en el quinto cuando sacó a los tres bateadores con ponches alrededor de un doble empujador de Ryan Braun que puso el juego 4-1. El empleó una bola rápida adentro de 97 mph para ponchar cantado a Rickie Weets. Momentos más tarde, tuvo a Prince Fielder esquivando el mismo lanzamiento para otro tercer strike cantado que no le gustó al corpulento primera base. El está tirando a 99 y la bola se le está moviendo como un pie y medio, dijo Braun. Tiene tan buen poderío. No nos vamos a enfrentar a nadie con mejor poder nunca. El tiene tan buen poder como el que usted va a ver en el juego
Primera bola
WASHINGTON. Frente a miles de aficionados, el presidente Barack Obama fue a la lomita y lanzó una pelota de béisbol al tercera base de los Nacionales de Washington, Ryan Zimmerman, para iniciar oficialmente la campaña del equipo de béisbol capitalino, una tradición que el lunes cumplió su primer siglo.
El césped recién cortado, el sol y el cielo despejado dieron un marco de tarjeta postal al comienzo de una nueva temporada del béisbol de las ligas mayores. Y Obama, alto y delgado, con una chaqueta de precalentamiento de los Nacionales, fue la gran atracción del momento.
Lanzó una pelota alta y fuerte que Zimmerman atrapó. El presidente, un fanático sin tapujos de los Medias Blancas de Chicago, llevaba una gorra de su equipo. Estrechó algunas manos y abandonó el campo mientras los aficionados aguardaban el primer lanzamiento real del partido. «Me decepcionó un poco el lanzamiento», dijo Obama cuando pasó por la cabina de televisión de los Nacionales.