WASHINGTON, AFP .- Corea del Norte e Irán arrojaron un balde de agua fría sobre la posibilidad de un diálogo con Estados Unidos, promovida por el presidente Barack Obama y, según analistas, es muy poco lo que el mandatario puede hacer de momento para que «sus enemigos» cambien de actitud.
Corea del Norte detonó el lunes una bomba atómica tan poderosa como la que había devastado Hiroshima en abierto desafío a los llamados que Obama formuló al diálogo y a una prohibición mundial de pruebas nucleares.
El mismo día, el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, descartó conversaciones con la comunidad internacional sobre los planes nucleares de Irán y, en lugar de eso, le propuso un debate en Naciones Unidas a Obama.
Obama había tendido un puente a los adversarios de Estados Unidos, una impronta de su joven Presidencia, al decir en su discurso de inauguración en enero que extendería su mano a todos los líderes si estos «dejan de estar con el puño cerrado».
Pero este lunes, Obama debió condenar a Corea del Norte y urgir una acción de la comunidad internacional. De todos modos, el líder proverbialmente calmo mostró no estar en pánico.que condenaba al país por estar experimentando cohetes de largo alcance.
