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Villanías y solución a la haitianización

Villanías y solución a la haitianización

Es Perogrullo propalar que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el gran villano en las figuras de sus dos principales líderes, Leonel Fernández y Danilo Medina, de iniciar el proceso de saturar al país de nacionales haitianos sin documentación, genuflexos por el temor de perder, si proceden conforme determina nuestra innegociable soberanía, más de US$1,000 millones que cada año vendemos al incordioso vecino, más de la mitad sin control aduanero.

Esa larvada y antinacional actitud, lacra imborrable del PLD, como los más altos decibeles de corrupción que se denuncia a diario, el criminal endeudamiento externo que excede los US$44 mi millones o 49% del PIB, insolación al caos vehicular, anomia para enfrentar la aterrante criminalidad y el irrespeto de los conductores a sus iguales y a peatones.

Son INRIS terribles que Clío cargará al PLD, por la villanía de su política enmarcada en el permisivismo, que persigue la cuota clientelar y la continuidad en el poder, que completa la obtusa cosmovisión del empresariado en financiar masiva oferta de mano de obra haitiana por estipendio miserable, sin pagar impuestos, restando empleos a los dominicanos y recursos al fisco.

Con reiterar estas lacras la experiencia demuestra que contribuye poco corregirla y superarla, pero en aras de concientizar una vez más al país del despropósito antinacional del PLD haitianizar al país, y pretendiendo que ésta entrega asuma el carácter de un acto de alguacil para la historia, expongo mi tesis que logre superar la haitianización de más de dos millones de haitianos ilegales residentes en nuestro territorio, conociendo que resulta imposible aplicar el método expeditivo para devolverlos a su empobrecido lar, sin el exceso condenable del “corte parejo” entre el dos y tres de octubre 1937, donde perecieron entre tres y cinco mil haitianos, ordenado por el presidente Rafael Leónidas Trujillo, pasado de copas, en la residencia de su básiga Isabel Máyer Rodríguez, en Monte Cristi.

La Fuerza Nacionalista que orla el vinchismo es partidaria de erigir un muro en la frontera de 386 kilómetros que marcan la volátil frontera que divide a los dos Estados, desgranados de las porfías entre las potencias coloniales que protagonizaron el histórico siglo XVI, que se repartieron como piñatas el Novo Mundo, con expresiones fragmentarias en el Caribe, nuestro encerrado Mare Nostrum.

El auténtico, correcto y eficaz muro a construir, tanto en nuestra frontera como en la de EE. UU. y México, y otras referencias análogas, consiste en industrializar la parte más pobre entre dos Estados, con capitales mixtos de los dos, con profusa inversión de países poderosos que definen en la fusión de los dos Estados la solución migratoria, y generar miles de empleos que logren frenar la invasión pacífica, que a nuestros patriotas costaron 29 batallas, reyertas, escaramuzas y pleitos entre 1844-1856, echar al afrentoso invasor de nuestro territorio, y ahora nos ocupan, sin disparar un solo tiro.

El pasado día tres de diciembre, un grupo de jorocones empresarios se dieron cita en Dajabón, donde funciona cada viernes un mercado internacional sin control aduanero, un desorden permisivo colosal que debe concluirse, visitando el Campus Industrial Codevi, en Juana Méndez, parte haitiana, generado por Fernando Capellán, José Clase, Félix García Castellanos, Príamo Rodríguez Castillo y Manuel Estrella Cruz, los nuevos magnates relevos de la rancia oligarquía santiaguense en declive o extinta de Tavares, Espaillat, Mera, Haché, Bermúdez, León Jimenes y Bello, sobreviviendo vigorizada Isidro Bordas, C x A.

Esa gira incluyó a figuras protagónicas de la economía privada nacional de Juan Vicini, representante de INICIA, el mayor y más añejo emporio bursátil de toda La Española, Abrahám Hazoury, desarrollador de un complejo turístico formidable en Punta Cana, los gestores santiaguenses citados, y Ligia Bonetti, Mícalo Bermúdez, Mario Lama Handall, Celso Marranzini, Manuel Díez, Fernando Villanueva Sued, Charles Mariotti y Carlos Martí, todos interesados en un ambicioso proyecto binacional, teniendo de soporte el puerto de Manzanillo, con una colosal inversión para modernizarlo y acoplarlo a las exigencias portuarias de hoy, y el trepidar planetario de China, “incluido”.

Estos magnates con visión empresarial filosa y correcta, son los únicos que con muros industriales del lado haitiano, podrían frenar la peligrosa saturación haitianizante que socava nuestra soberanía, ganada en un guerra contra Haití (1844-1856), y otra contra España (1863-1865), una trunca en 1965, y los intentos proditorios de Pedro Santana y Buenaventura Báez, de anexar el sueño de Juan Pablo Duarte, ofertando nuestra soberanía a Francia, España y Estados Unidos.

Proyecto ampliado a clonarse en fronteras conflictivas, empezando por la de los países Centroamericanos, de zonas francas industriales en el lado más pobre de los Estados, conforme expuso el día tres de este mes el reluciente presidente de México, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, con más de 14 mil inmigrantes centroamericanos en su país, postulando crear zonas francas industriales en Reynoso, Ciudad Juárez y Tijuana, para empezar, oferta y oportunidad óptima tendida a su colega estadounidense, como fórmula anti inmigrante y creación de riquezas, el auténtico muro, contrario al físico del magnate gobernante norteamericano.

Idéntico a nuestro dilema fronterizo, que solo podrá superarse con el verdadero y eficaz muro de zonas francas industriales, en Juana Méndez, Dajabón, Elías Piña y Anse-à-Pitre, del lado haitiano, en vez de la inútil y demagógica disposición de destacar siete mil soldados, positiva para enriquecer a los jefes militares que controlan el acceso, resultando una vulgar patraña que nadie cree, y el método expeditivo es imposible en estos tiempos, diferente a 1937, además, execrable.

El Nacional

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