Melina Mercouri, actriz, cantante, política y luchadora por la libertad
Escuchando una conocida canción del entrañable Camilo Sesto, me emociono ante el recuerdo de Melina Mercouri, una grandiosa mujer en muchos aspectos de su vida.
La falta de espacio me impide hablar extensamente de ella pero sabemos que nació en Atenas, aunque existen contradicciones en cuanto a la fecha exacta. Algunos afirman que fue en el año 1922, otros que en el 25. Melina está considerada como una de las grandes figuras de la escena y de la cinematografía griega e internacional. Cuenta con una extensa filmografía en la que se incluyen largometrajes como el inolvidable Nunca en domingo, dirigida por su marido, Jules Dassin. Con este film consiguió el premio a la mejor actriz en el Festival de Cannes de 1960, compartido con Jeanne Moreau.
Melina fue una luchadora activa contra la dictadura de los coroneles instaurada en 1967 en Grecia. Entonces le fue retirada su nacionalidad y tuvo que exiliarse hasta el 1974. Su actividad política había comenzado, no obstante, siendo ella muy joven, cuando militaba en el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK).
Tras su regreso a Grecia, Melina Mercouri se presentó a las elecciones del 1977. Entre los años 1981 y 1985 ocupó el cargo de Ministra de Cultura y Ciencias en el gobierno de Andreas Papandreu. A continuación, fue nombrada Ministra de Cultura, Juventud y Deportes. Fracasó, sin embargo, como candidata a la alcaldía de Atenas en 1990. Repitió su cargo en el Ministerio de Cultura desde el año 1993 hasta su fallecimiento, en Nueva York, en el 1994.
En cierta ocasión le preguntaron que si creía que existía el peligro de un nuevo golpe militar en su país. Ella respondió de una forma curiosa, entre convencida y temerosa: No habrá otra Grecia de los coroneles porque no lo quiero así.
Cuando en el año 1993 fue nombrada de nuevo Ministra de Cultura, desde su cargo, continuó la lucha para lograr la devolución a Grecia de los mármoles del Partenón que se encuentran en el Museo Británico de Londres. «Nunca abandono una batalla hasta la victoria final», declaró entonces.
Cuando yo era aún muy joven, empecé a admirarla por su talento, tanto en el mundo de la canción como en el de la interpretación. Pero sus vivencias políticas y personales lograron impresionarme aún más. No tenía más remedio, en la época, que escucharla en Francia ya que, en la España franquista, apenas se la conocía. Estaba vetada, como es lógico. Gracias debo dar a que por entonces viajaba a menudo a ese también hermoso país en donde pude conocer su labor artística y política.
Los más jóvenes apenas saben de ella pero creo que su figura no debe de caer en el olvido. Fue una gran artista y una gran luchadora por la libertad.