Cómo vencer el miedo
Alguna vez, todos podemos sentir miedo o ansiedad y no necesariamente debe ser la causa, el derivado de un trastorno psicológico. No obstante, estos sentimientos resultan desagradables y pueden jugarnos una mala pasada. Por ejemplo, puede impedir que rindamos, con nuestro mayor potencial, en un examen universitario o bien en una entrevista de trabajo. También pueden crearnos problemas y dificultades si deseamos relacionarnos con otra/s persona/s.
Aquí les muestro algunas técnicas sencillas y fáciles de emplear en cualquier momento en que sientan miedo, ansiedad o cualquier otra emoción similar y no deseada.
1. Éstas consisten en observar “desde fuera” su miedo o ansiedad, tal y como si fuese un observador externo. Preste atención al efecto que causa en usted: su corazón latiendo de forma acelerada, las palmas de sus manos sudorosas, sus pensamientos negativos o de terror que brotan, y todo aquello que ocurra en ese momento en su mente o en su cuerpo. Pero, eso sí, siempre ubicándose desde fuera, como si observara la lluvia desde una ventana.
2. Piense cabalmente y pregúntese si está siendo realista: si el asunto o el problema es tan grave como imagina, si no estará exagerando, si es indudable que no podrá hacer lo que tiene que hacer para solventarlo. Pregúntese qué puede conjeturar para afrontarlo, o a quién/quienes puede pedir ayuda. Trate de usar un pensamiento objetivo que no le haga cometer errores.
3. Existe una metáfora llamada “la de las hojas en el río”. Imagínese colocando su miedo o ansiedad en una hoja y soltándolos en un río para observar como el agua se los lleva y los aleja cada vez más hasta hacerlos desaparecer de su vista por completo.
4. La “cosificación” consiste en otorgar propiedades físicas a su miedo o ansiedad.
Es decir, los observa y lo describe como si tuviesen una forma determinada, tamaño, color, textura, olor, etcétera. Al hacerlo, procure imaginarlos de la forma más verídica posible. Conocí a alguien que describió su temor y zozobra del siguiente modo: «Era como una masa grande, de un par de metros de estatura, de forma irregular, blanda, posiblemente gelatinosa, de color verde fosforescente y de olor desagradable que flotaba sobre mí y amenazaba con caer encima mío y aplastarme «.
5. Imagine, o sepa, si cree en Dios, que hay alguien que le protege y le da seguridad. Por ejemplo, puede imaginar que está rodeado de una burbuja bienhechora que le aporta energía, vitalidad y fuerzas.