Opinión

Voces y ecos

Voces y ecos

Rafael Peralta Romero

Faltan obispos

 

La sustitución de monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez como arzobispo metropolitano de Santo Domingo está significando un tormento para la Iglesia. No se ve cuál de los actuales prelados podría asumir a plenitud la delicada función pastoral. López Rodríguez cumplirá 80 años en octubre y ya su renuncia fue aceptada por el Papa.

Es notoria la carencia de líderes religiosos. Lo conveniente y prudente sería el traslado de un obispo que ha acumulado experiencia en otro territorio, pues ni pensar que un presbítero sea elevado a la dignidad episcopal para ser nombrado en ese puesto. Hacia dentro de la Iglesia se lamenta las deficiencias en la formación de los sacerdotes.

De los obispos auxiliares, tres en total, dos están a punto del retiro: Amancio Escapa y Valentín Reynoso. El más joven, monseñor Víctor Masalles, 55 años, parece estar negado a asumir el gobierno de una diócesis. Dicen que dejó huellas en su ánimo la insatisfacción del cardenal López por su gestión en la venta del terreno de la Iglesia en la avenida Núñez de Cáceres.

Las iglesias de Barahona y La Vega son dirigidas por prelados de reciente ordenación, Andrés Napoleón Romero y Héctor Rafael Rodríguez, respetivamente. Monseñor Freddy Bretón, aunque es obispo de experiencia y talento, está recién designado al frente del arzobispado metropolitano de Santiago. No luce que lo vayan a mover.

Gregorio Nicanor Peña, escogido hace poco presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, se ha movido en el escenario nacional, como quien se ofrece al sacrificio de servir desde el arzobispado. Tiene en su contra la frialdad para con él de López Rodríguez, cuya vigencia ante el Papa no ha caducado. También lo desfavorece la edad.

Monseñor Peña cumplirá en marzo 74 años, por lo que en 2017 se coloca en la edad reglamentaria para la encarecida renuncia de los obispos. Su designación como arzobispo metropolitano de Santo Domingo se justificaría como un “gobierno de transición”, después del largo ejercicio pastoral de monseñor López Rodríguez.

Lo mismo va para José Dolores Grullón, nacido como Peña en 1942. Quizá pocos piensen en los obispos Francisco Ozoria (San Pedro), Diómedes Espinal (Mao-Montecristi) y Julio César Corniel (Puerto Plata) para un traslado a Santo Domingo. Por razones de edad ocurre eso, además, con Fausto Mejía, de San Francisco de Macorís, quien cumplió los 75.

Un conocedor de asuntos eclesiásticos comentó a esta columna que dada la escasez de líderes religiosos hay que contar con los nuevos pelados: Rodríguez (La Vega) y Romero (Barahona) para llenar ese vacío. Esa opinión estimula la apreciación de que es preciso un arzobispo transitorio en lo que madura el que ha de venir.

El Nacional

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