Opinión

Voces y ecos

Voces y ecos

Quien no sepa escribir con brevedad, lamentablemente tendrá que conformarse con hacerlo en forma extensa. En el libro   “Meditaciones, 101 perogrulladas filosóficas”,   el texto más largo ha sido compuesto con 44 palabras, en cinco líneas.

Me refiero al que dice: “Gobernar es la capacidad que tiene una persona para hacer que millones de ellas se sometan a sus intereses particulares; dirigir es la capacidad que tiene  otra persona para  hacerle sentir a millones de ellas que sus intereses particulares coinciden con los de ellos”.

Esa es la tónica predominante en el libro de Sélvido Candelaria  presentado recientemente, lo que indica que su autor sabe escribir con pocas palabras, aunque conoce muchas. Si  nos propusiéramos  conciliar nuestra retórica con la que predomina en el libro, bastaría con expresar, acerca del mismo: lo vi, lo leí y me gustó

En el año 46 antes de Jesucristo, el procónsul  Julio César regresó a Roma después de librar una recia jornada militar y conquistar las Galias, hoy territorio francés, y al ser recibido por el Senado pronunció este discurso: “Vini, vidi, vinci”. Que quiere decir: Fui, vi y vencí.

 Parece que la escritura breve es la que demanda el tiempo presente, ya que mucha gente no está por leer y con los escritos cortos quizá no tenga excusas de falta de tiempo.

En la literatura de ficción anda muy en boga el  micro relato, un tipo de cuento que se mide por cantidad de palabras. Uno de los más conocidos en lengua española está hecho  sólo con siete. Dice: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Lo escribió Augusto Monterroso, guatemalteco.

Insisto en que hay mucha gente buscando excusas para no leer.  Falta de tiempo, libros caros, vida agitada. Para ellos Sélvido Candelaria tiene una solución, porque “Meditaciones, 101 perogrulladas filosóficas” es un libro para leerse de a sorbitos, poco a poco, no es para exclamar “ya lo lei”.

Cada texto   deja en el lector un regusto, un sabor, una necesidad de paladearlo.  Candelaria  adopta con asombroso desempeño  un tono juguetón, sarcástico, irónico, rítmico  y también  hiperbólico.

En muchos países se está hablando del auge reciente de las formas de escritura compacta como una consecuencia de la apresurada vida  contemporánea. Y claro, hablamos de la brevedad como una condición indicada para la vida moderna, pero hemos de recordar que la apreciación de su valor se remonta a tiempos lejanos.

“Sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo”. Aconsejaba    Cervantes, el más notable escritor en lengua española. Mientras  el más notable de la lengua inglesa,  Shakespeare,  apreciaba que “La brevedad es el alma del ingenio”. Y así es.

El Nacional

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