Chica chic
Hace algunos años una niña llamada Claritza vivía en Tamayo, un pequeño pueblo de Baoruco. Vivía feliz con su familia, cuando un día se fueron a la capital por el trabajo de su papá.
Allí consiguieron una pequeña casa, era temporal hasta que tuvieran algo de dinero.
Al otro día su papá la llevó al colegio y ella le preguntó: – ¿Por qué estamos en este colegio de gente rica?-
El padre le dijo- Aquí vas a estudiar y yo también trabajaré aquí-
Cuando entró a su clase olía a perfumes caros. Los niños tenían teléfonos que costaban una fortuna.
No era su ambiente. Pero bueno, sigamos con la historia. Cuando volteó había tres niñas. Ellas se le acercaron.
-Hola mi nombre es Claritza pero me pueden decir Clara-
-Hola, me llamó Mía, ella es Isabel y ella Zoe. Somos las más populares de la escuela. ¿Tu quién eres?, ¿Dónde vives?-
-om, om, om- Claritza pensó–Si digo todo lo contrario a lo que soy tal vez me acepten-
-Vivo en una mansión con muchos sirvientes-
-Ohhh, ve si más tarde puedes ir a mi casa-
-Claro, ahí estaré-
Más tarde, en la casa de Mía, la maquillaron y la peinaron. Luego de media hora era una niña completamente diferente.
Cuando llegó a su casa, su mamá se quedó boquiabierta.
-¿Quién es esa?-
-Soy yo, mami- respondió Claritza
-Te ves diferente-exclamó la mamá
-Mis amigas del cole me transformaron-
-Pero hija ya no te reconocía. ¿No deberías ser tu misma?-
-Bueno… no sé-respondió Claritza
Semanas después….
Un día su papá fue a buscarla y como no puede faltar una chismosa, Camila los vio y se lo dijo a toda la escuela, que el papá era nada más y nada menos que el conserje. Todo el mundo la menospreciaba. Cuando llegó a casa tenía el autoestima muy baja y su mamá le dijo:
-No debes tratar de ser lo que no eres. Debes ser tú misma-
-¿En serio?
-Sí, eres increíble-
-Gracias, mami-
Luego la cambiaron de escuela, a una donde sí la trataban bien y tenía amigos de verdad.
Todos se preguntaron qué pasó con Claritza. Bueno, ya creció, tiene 25 años, es arquitecta y Mía, Isabel y Zoe tuvieron que tragarse su fortuna pero, a Claritza ya no le importaba el pasado sino el futuro.
Autora: Heime Aritza Pineda