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A pesar del optimismo, la reforma migratoria en EEUU será difícil

A pesar del optimismo, la reforma migratoria en EEUU será difícil

WASHINGTON, 31 Ene 2013 (AFP) – La necesidad de una reforma del sistema migratorio estadounidense provoca un raro consenso en el seno de los partidos Republicano y Demócrata, pero este tema todavía debe eludir obstáculos que en el pasado le resultaron fatales. Tanto el presidente Barack Obama como sus adversarios en el Congreso dieron esta semana un gran impulso para lograr la reforma, con los conservadores habiendo percibido que su oposición a la regularización de los clandestinos les había costado caro en las elecciones de noviembre: 71% de los latinos prefirieron a Obama ante el republicano Mitt Romney.

“Ahora la pregunta no es cuándo el proceso se iniciará, si no la rapidez con la que se hará”, destacó Ali Noorani, director del “National Immigration Forum”, un grupo que lucha por la reforma migratoria.

Obama presentó el martes un plan que abre una vía hacia la obtención de la ciudadanía para los más de once millones de inmigrantes indocumentados que viven en el país, tras la presentación de un proyecto similar por parte de cuatro senadores republicanos y cuatro demócratas.

A pesar de estas iniciativas, el destino final de estos planes en el Congreso todavía es una incógnita, ya que los puntos que hicieron fracasar el intento de reforma en 2007 bajo el gobierno de George W. Bush permanecen sin resolver.

Por ejemplo, el plan de los senadores condiciona un eventual proceso de concesión de la ciudadanía al reforzamiento de la seguridad en la frontera, una forma de contentar a los votantes republicanos, firmes opositores a toda legislación que pueda parecer una “amnistía”.

Una partida difícil para los republicanos

  Obama reconoció que este debate provocaría “pasiones”, pero destacó que no “se puede permitir que la reforma migratoria se estanque en un debate sin fin”.

Por su parte, los republicanos tienen una partida difícil de la mano de una de sus figuras en crecimiento: el senador Marco Rubio, descendiente de cubanos, cercano al movimiento ultraconservador “tea party” y con posibles aspiraciones a la Casa Blanca en 2016.

Rubio sabe bien que una victoria republicana en cuatro años depende de recuperar una parte de los votos de las minorías, y que apoyar la reforma migratoria podría rendir sus frutos.

“No existe mejor portavoz sobre este tema en el sector derecho de la palestra política” que Rubio, afirmó Brad Bailey, dirigente del grupo republicano “Texas Immigration Solution”.

 “Muchas personas en nuestro partido están abiertas a la idea de soluciones sobre la inmigración, más que a grandes palabras”, aseguró.

Pero la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, podría generar problemas a la hora de aprobar una reforma votada por el Senado, en manos de los demócratas. Así, los conservadores, con miras en las legislativas de 2014, podrían rechazar un voto peligroso para ellos.

Una encuesta de la cadena CBS afirma que el 51% de los estadounidenses se pronuncian a favor de ofrecer un camino hacia la residencia permanente y eventualmente la ciudadanía para los inmigrantes clandestinos. Pero esta proporción baja a 35% entre los republicanos.

El Nacional

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