Mi amigo alemán
En este recorrido por milenarias ciudades europeas (Paris, Bruselas, Madrid, Barcelona), me asalta la duda de si fue válida la justificación que externe hace ya muchos años en Dusseldorf ante un amigo alemán que censuró lo que definió como dispendiosa forma de malgastar el tiempo que caracteriza al dominicano. Ten presente -le dije a mi amigo- que nuestra civilización apenas lleva 500 años y aun no aquilatamos el valor de las manecillas del reloj.
También argumenté que como sociedad heredamos el secular atraso de nuestros conquistadores o descubridores- el reino de Castilla y Aragón- cimentado sobre estructura de acumulación de capital, mientras el resto de Europa ya ingresaba a la era industrial o al incipiente capitalismo.
Ahora, con un mundo convertido en una aldea global, donde el conocimiento y la tecnología navegan por internet convertido en activos virtuales, creo que mi amigo alemán tuvo y tiene razón al censurar a los dominicanos por dispendiar su más preciada riqueza: el tiempo.
Cuando se está en Europa se puede palpar el enanismo del discurso que prohíjan nuestras élites políticas, económicas y académicas, basado en el derrotismo, pesimismo o en la justificación reiterada al tropezar con la misma piedra.
Las presas y carreteras del presidente Balaguer fueron para esas élites sólo varillas y cemento, como inútiles fueron calificados los túneles, puentes y elevados del primer gobierno de Leonel y hasta se llegó a colocar letreros a la puerta de cada municipio con el valor del dinero sustraído a esas comunidades para construir la primera línea del metro.
Quienes con palabras huecas reclaman hoy mayor inversión en la educación, ayer censuraron las computadoras en las escuelas, los Community Colleges y los centros universitarios regionales y también son indiferentes al programa de becas que impulsa el gobierno a favor de estudiantes de escasos recursos.
Porqué Gobierno, élites políticas y empresariales no formulan acuerdos para instaurar un moderno y eficiente sistema de transporte público, que incluya por lo menos la segunda línea del Metro?
Porqué esas élites conspiran contra el sistema de seguridad social, porqué no se establece un acuerdo social para promover un ambicioso programa de inversión pública que incluya autopista, carreteras secundarias, caminos vecinales? Porqué no se pacta proteger al turismo, promover las exportaciones nacionales y democratizar el crédito?
Muchos anos después, Aquí, en Bélgica, confieso que mi amigo alemán tiene razón, al decir que los dominicanos desperdiciamos miserablemente el tiempo.