Opinión

A rajatabla

A rajatabla

Orion Mejia

¿Cómo incendiar  la pradera?

 

La realidad no se transforma o se altera por simple capricho, como la pradera no se enciende con solo accionar un fósforo. Es un accionar simple que deberían entender políticos y empresarios que consideran que poseen tanto poder como para abrir un surco en medio del mar y cerrarlo a su antojo.

Contra el Gobierno del presidente Danilo Medina se ejerce todo tipo de presiones o chantaje provenientes de los más diversos intereses, la mayoría con proas puestas en dirección contraria al interés común.

Esos grupos pretenden imponer una agenda propia y extraña sustentada en la absurda pretensión de que el Gobierno y el Estado estén solo disponibles para su exclusivo provecho político y económico.

A pesar de que la sociedad requiere con urgencia que su liderazgo desarrollo un ejercicio dialogante que tenga como fruto un pacto eléctrico y otro fiscal, esos litorales políticos y empresariales prefirieron impulsar un tipo de confrontación que en vez de fortalecer diezme el espacio democrático.

En un altísimo sector empresarial se creó un engendro denominado Iniciativa por la Consolidación Democrática, que partió de la falsa premisa de que aquí colapsó el sistema electoral y de que la conducción del Estado no se puede dejar en manos de los políticos.

En esa misma dirección, un bloque opositor, integrado en su mayoría por entelequias de izquierda y derecha, pretende despojar al Congreso de la República de su facultad constitucional para escoger a los miembros de las altas cortes, de la JCE y de la Cámara de Cuentas.

Esos sectores empresariales y políticos, incluidos grupos de la mentada sociedad civil, tienen en común su desprecio por el diálogo, visión sesgada de la voluntad popular y vocación sumisa al poder extranjero, razón por la cual respaldan todo tipo de intervención de imperios y metrópolis en los asuntos del fuero soberano nacional.

Esa gente presiona para que el Senado escoja a los miembros de la JCE y del TSE, a imagen y semejanza de sus propios intereses, impulsan un boicot al proyecto Punta Catalina y ocultan el drama de la evasión y elusión fiscal.

Aun así, la economía crece 6.9% en completa estabilidad, a pesar de los esfuerzos mediáticos y activos para alterar el mercado cambiario, y el Gobierno se afana por redistribuir los pocos panes y peces que ingresan al Presupuesto Nacional.

La realidad objetiva no se altera ni se cambia solo por caprichos políticos o por enorme provisión de riquezas concentradas en pocas manos. Eso deberían saberlos títeres y titiriteros.

El Nacional

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