Sé que -como es natural- habrá quien me tilde de iluso por lo que vislumbro del giro que ha dado la situación política nacional con la victoria del licenciado Luis Abinader como candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Por lo que se ve en estos momentos, la escogencia del PRM ha caído muy bien en el mercado electoral y el joven economista se proyecta como la mejor opción de los sectores que buscan el desplazamiento del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) del gobierno.
Luego del importante gesto del ex-presidente Hipólito Mejía, su contendiente en la lucha interna de los modernistas, la población dominicana tiene la sensación de que Abinader posee las condiciones necesarias para alzarse con la victoria en los comicios del año entrante.
Figuras como el licenciado Hatuey De Camps, presidente del Partido Revolucionario Social Democrata (PRSD) son de las que ya han mostrado su indeclinable actitud de conformar un Gran Frente Unido para aglutinar monolíticamente a la oposición política nacional.
Con el peso que representan sus ideas, Hatuey ya ha declarado que los partidos oposicionistas tienen en la unidad a su más eficiente medio para lograr la derrota del partido morado.
Así como el ex-presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), muchos son los dirigentes de otras instituciones políticas, sociales, culturales, religiosas y organizaciones no gubernamentales, que -por diversas vías- se identificarán con la candidatura abinaderista.
Contrario a como ocurría para las elecciones del 2012 (en esta ocasión) las cosas son diferentes.
Ahora se tiene a un aspirante presidencial que su tasa de rechazo es muy baja.
De igual modo, el PLD está erosionado y -esa división- se manifestará en su contra en las urnas del 2016.
Sólo hay que tener una pizca de entendimiento político para saber que el presidente Danilo Medina y el doctor Leonel Fernández tienen dos fuerzas que ya no pueden coaligar pacíficamente en el seno de la organización fundada por el extinto profesor Juan Bosch.
Esa situación, agregada a la unidad de la oposición y el cansancio que tiene el pueblo dominicano de los gobiernos peledeístas, son las cosas que obligan a que todos los sectores democráticos vean en Abinader la mejor posibilidad de triunfo en mayo del año venidero.
