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Acerca del adverbio “más” y relacionados

Acerca del  adverbio  “más”  y   relacionados

Algunas palabras resultan más importantes que otras, pero más que por su valor semántico, lo son por la frecuencia del uso. Una persona puede, por ejemplo, pasar toda su vida sin emplear palabras como deposición, jumento, cognoscitivo, epistémico, nadería o alteridad. Pero ¿quién puede hablar español prescindiendo del adverbio más?

Lo usamos para pedir (Quiero un poco más/ Acércate más) y lo usamos para rechazar (No me hables más de eso/ No quiero verte más). Con más se elaboran las más bellas mentiras, sobre todo en el amor: “Te quiero más que a mis ojos/ te quiero más que a mi vida/ más que al aire que respiro/ y más que a la mare mía”.

Hay lectores que buscan más allá y asignan a esta columna tareas que imponen indagar más de lo habitual. Es el caso de Anatoli Peralta –tenía que ser- quien indaga sobre el empleo de las expresiones más nunca o nunca más y más nada o nada más.

El Diccionario panhispánico de dudas cita usos muy variados de esta palabra que ocurren entre los hablantes de América. Los dominicanos empleamos tanto el “más nunca” como el “nunca más”. Y lo mismo ocurre cuando más se asocia a nada: “más nada”, decimos cuando hemos de expresar “nada más”.

A continuación transcribo lo que recomienda el DPD, con sus ejemplos incluidos: “Cuando más acompaña a nada, nadie, ninguno y nunca, lo normal en el español general es la posposición de más: «No hay nadie más en la habitación» (Derbez Usos [Méx. 1988]); «No me voy a levantar nunca más» (Pavlovsky Pablo [Arg. 1987]); «Nadie me preguntó nada más» (Belli Mujer [Nic. 1992]); pero en el habla coloquial americana, especialmente en el área caribeña, y en el español de Andalucía y Canarias, es frecuente en estos casos la anteposición de más: «Fuera de él no hay más nadie que pueda hacer algo» (UPietri Oficio [Ven. 1976]); «No la volví a besar más nunca» (CInfante Habana [Cuba 1986]); «Y no oí más nada» (Carrera Cuentos [Ven. 1980]).

Algo más

El adverbio más únicamente se emplea ante adjetivos en grado positivo, siempre que denoten propiedades graduables (más alto, más fuerte, más grave, etc.; pero no más caduco, más inmortal, más fundamental, que no son adjetivos graduables). No debe usarse, pues, ante adjetivos en grado superlativo: “Eso es lo más buenísimo”. Tampoco es correcto el empleo de más delante de adjetivos que ya son comparativos de por sí, como peor, mejor, menor. Nunca se dirá lo más peor ni lo más mejor. Ni que alguien es más menor que fulano. La excepción se presenta, sin embargo, con /mayor/ en aquellos casos en que funciona como adjetivo en grado positivo, no comparativo.

El Nacional

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