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Agenda Global

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Exportar en los nuevos tiempos

Prestos a acudir a cualquier instancia oficial donde se les escuche, a mediados del 2009 los empresarios se presentaron raudos y veloces a la Cumbre por la Unidad Nacional para reencontrarse con los funcionarios gubernamentales con quienes han interactuado en innumerables ocasiones en los últimos 6 años. Por aquello de que “la esperanza es lo último que se pierde”, mujeres y hombres de negocios asieron una magnífica oportunidad para explayarse en sus reiteradas demandas insatisfechas en no pocos ámbitos de las políticas públicas y del desempeño gubernamental.   En esta tesitura, y reitero, entusiastas por la expectativa de trocar el discurso oficial por políticas públicas, las asociaciones de Industrias (Aird),   Hoteles y Restaurantes (Asonahores), de Zonas Francas (Adozona),  de   Exportadores (Adoexpo) y la Junta Agroempresarial (Jad) lanzan, en medio del proceso de diálogo, una proclama pública para la historia: ¡Es hora de actuar. Es hora de exportar!        

En esencia, estas organizaciones empresariales que trabajan intensamente por mantener un diálogo público-privado que promueva el fortalecimiento del aparato productivo, el fomento de la exportaciones  y la generación de más y mejores empleos y de nuevas inversiones (objetivos, por demás, muy parecidos al más legítimo interés nacional), plantearon varios aspectos que, lejos de constituir un plan de contingencia ante la crisis mundial que abatía fuerte el planeta por esos días, lucieron más bien como viejas y reiteradas reivindicaciones que, en esa coyuntura crítica a nivel global, tomaban carácter de emergencia.

Sin embargo, todavía hoy siguen vigentes aquellos reclamos empresariales para solucionar trabas ancestrales y estructurales a la competitividad del país como un suministro eléctrico ineficiente, la falta de acceso a financiamiento competitivo y especializado para el sector exportador, la inequidad fiscal que expone la posición desventajosa de los exportadores locales frente a sus competidores de la región, el monopolio en el transporte de carga  y una exigua asignación presupuestal para promover de forma eficiente la oferta exportable de bienes y servicios. El mencionado documento culminaba con el requerimiento del urgente reordenamiento en “la estructura de comercio exterior gubernamental”, signada por la dispersión institucional y una demostrada descoordinación inter agencia.  

La respuesta a este último aspecto fue la creación mediante el decreto 174-09 de la Mesa Presidencial de Fomento a las Exportaciones para evaluar el desempeño del sector y consensuar una política de exportación. Recientemente, el  presidente de ADOEXPO, Kai Schoenhals, advierte que la balanza comercial del país acusa un déficit de US$6 mil millones y reitera la urgencia de que la mesa se reúna para discutir los temas que motivaron su conformación, pero aclara que no se ha tenido respuesta oficial hasta la fecha.         

Si bien la columna considera que volver a reunir 16 organismos del Estado y 9 asociaciones  del empresariado con el Presidente de la República podría ayudar a la causa exportadora, parece poco probable que las carencias institucionales del sector se vayan a resolver con esa mesa.

El Nacional

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