Puerto Rico todavía no ha conseguido ni sabe dónde conseguir los 2000 millones de dólares que deberá antes del viernes a sus acreedores. Si el Senado norteamericano no aprueba un paquete de rescate el Estado Libre Asociado, cuya condición no puede ser más crítica, entrará en una etapa de impredecibles consecuencias. Hasta el secretario del Tesoro, Jacob Law, ha reconocido que el problema es grave, por lo que ha clamado a los legisladores la necesidad de acudir en auxilio de la isla.
El proyecto aprobado por la Cámara de Representantes que crea una junta de control y reestructuración de una parte de la deuda de más de 70 mil millones de dólares todavía está empantanado en el Senado. De no cumplir el plazo para pagar los 2000 millones de dólares Puerto Rico estaría abocado a cerrar hospitales, despedir empleados y agentes policiales, suspender el transporte público y tomar otras decisiones restrictivas. Por estos predios el caso de la isla invita no más que a reflexión.
