Opinión

AL DÍA

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 Mayo de 1996.- El candidato del Partido Revolucionario había llegado a su techo natural, 46 porciento, y lo seguía el del Partido de la Liberación con 36. Jacinto Peynado, del Partido Reformista Socialcristiano pero sin la “bendición” de Joaquín Balaguer, se quedaba con un 13.

 Bosch había impuesto al desconocido Leonel Fernández con un 96 porciento del voto del congreso electoral del PLD. Su quebranto lo enajenaba cada vez más de la realidad de la vida.

 Un grupo de oportunistas y laborantistas del PLD acarició la idea de lograr el apoyo de Balaguer para una segunda vuelta que este, necesitado sobre todas las cosas de que José Francisco Peña Gómez no fuera presidente de la República, aceptó sin imponer condiciones en público.

 Se constituyó un “frente patriótico” del que se dio cuenta en un acto público en el Centro Olímpico. Los oportunistas y laborantistas del PLD consiguieron llevar a Bosch para que, en la tarima principal, levantara mano y brazo unidos a los del caudillo neotrujillista y se sellara así la componenda.

 Al 36 porciento del PLD se unió el 13 porciento del PRSC y, votos más o menos, Fernández alcanzó el 50 porciento más un voto de los electores para convertirse en Presidente.

 ¿Estaba Bosch en sus cabales y conciente de que formalizaba en público una alianza con el caudillo del que había dicho y repetido ser adversario político desde su exilio a fines de los años 30?

 ¿Razonaba Bosch que esa alianza en el “frente patriótico” con Balaguer condicionaría de muchas maneras al gobierno de Fernández y del PLD en el cuadrienio 1996-2000?

 A pesar de que hay pistas sólidas y citadas de una suerte de “alianza dialéctica” entre Bosch y Balaguer desde 1961 y en el exilio de ambos, y a pesar de que en los 22 años del segundo se notó evidencias más que claras del respaldo que el primero ofrecía al segundo, el autor de la columna prefiere creer que el caudillo del PLD ya no pertenecía al género de los racionales y que su quebranto –Alzhaimer-, lo había sacado de ese mundo.

 Por eso la fecha de mayo de 1996 no se suma a las de 1973, 1978 y 1990 entre los momentos que determinaron el inicio de la caída y la caída de Bosch como uno de los más notables líderes de masas de la historia reciente del país. 

 No era ya Bosch quien levantó su mano y brazo junto a los de Balaguer para sellar un “frente patriótico” que no era sino expresión de la más perversa campaña racista y antihaitiana de Balaguer a la cabeza de los “nacionalistas”.

El Nacional

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