Opinión

ALGO MAS QUE SALUD

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San Valentín

A Myriam, con quien hoy comparto techo, vida, el café, penas y trozos de amor.

Anteayer fue “Día del amor y la amistad”, una celebración comercial y pendeja que nos arrastra a todos y los que no participamos corremos el riesgo de ser estigmatizados por no corresponder a esta santa celebración.

Ya me zafé de eso. La vejez y el tratar de vivir de momento en momento, para sufrir menos, me han llevado a no dejarme arrastrar como borrego, y tengo la suerte de que mi pareja anda en lo mismo; al levantarnos y recordarle abrazado que era San Valentín me dijo, agobiada por los malestares de la gripe y rehuyéndome hablarme de frente porque no se había cepillado los dientes: “Nosotros intentamos darnos San Valentín todos los días”.

Recién regresé de purgar heridas del alma con mis hijos en Orlando y allí leí un ensayo sobre las enseñanzas de Jiddu Krishnamurti que tenía conceptos como éste: “La libertad y amor van juntos. El amor no es reacción. Si yo te amo porque tú me amas, hay un simple trato, algo que se puede comprar en el mercado; eso no es amor. Amar es no pedir algo a cambio, incluso no sentir que estás dando algo y ese es el único amor que puede conocer la libertad”.

No soy experto en cosas del amor, por el contrario, he pagado con creces mi inmadurez, y mi corazón se ha desgastado tratando de sostener relaciones que simplemente no se podían salvar. Sin embargo me cabe la satisfacción de que he acudido a esos encuentros de dos, con sinceridad, con el intimo deseo de darme, y en procura de ser feliz, que al decir de John Lennon es más o menos esto: “Cuando yo tenía cinco años, mi madre siempre me decía que la felicidad es la clave para la vida. Cuando fui a la escuela, me preguntaron qué quería ser cuando fuera mayor, y escribí: “feliz”. Me dijeron que yo no entendía la pregunta. Yo les dije que ellos no entendían la vida”.

El Nacional

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