Opinión

ALGO MAS QUE SALUD

ALGO MAS QUE SALUD

Corrupción, una visión (y II)
En la entrega anterior reproducimos un extracto de un trabajo del argentino Facundo Manes. Manes cita, a su vez, un estudio de Dan Ariely: “Se observó que un pequeño soborno puede tomar una influencia dramática en el comportamiento moral de un individuo. Los participantes que recibieron un pequeño soborno pasaron luego a engañar y robar”.

No puedo tirar la primera piedra, pero vivo manteniéndome a raya, para preservar mi humanidad y a propósito de ese “pequeño soborno” le cito algunos que son de la misma estirpe: Tomar comisión por compras que hacemos a nombre de la institución que pertenecemos, aceptar un regalo por un servicio ofrecido en una oficina pública o privada, la comisión ofrecida por una obra que no haremos nosotros, utilizar un chivo en un examen, pedir favores por pasar una materia a una alumna, pagar por un chance concedido por un agente de tránsito.

También quedarnos con una devuelta que nos dan de más, tomar parte de una mercancía que nos dan a repartir, reportar horas extras no trabajadas, vender mercancías que sabemos no están aptas, cobrar por un servicio que no hicimos, devolver de menos a sabiendas. Agregue usted otras, por eso Manes enfatiza: “Es una creencia compartida, expandida y tolerada de que el uso de la función pública es para el beneficio de uno mismo, la familia y amigos”. El Banco Mundial menciona que en países donde la corrupción es una norma aceptada y no hay sanción social para esta conducta, se puede llegar al extremo de que no se respete e incluso se burle del funcionario honesto.

La corrupción no es inevitable ni los seres humanos somos así, fatalmente. En mi libro “Humanizar la salud humanizándonos” cuento la anécdota de los dos policías que decomisan 7 millones de dólares.

El Nacional

La Voz de Todos