Opinión

ALGO MAS QUE SALUD

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Días de luz

Ayer deposité mi solicitud de pensión al Ministerio de Hacienda. Me habían exigido esperar cumplir los 60 años y tener, por lo menos, 20 de ejercicio ininterrumpido; llevo 30 cumplidos el pasado 27 de Mayo. Ando de recogida, lamentablemente mirando mucho hacia atrás por “… lo que pudo haber sido y no fue”.

Estoy entrando, a la carrera, a la vejez, y con un paquete de cosas pendientes, arreglar entuertos y heridas hechas a otros y otras propias que me he hecho a mí mismo, algunas han cicatrizado pero otras siguen abiertas, y duelen.

La máxima esperanza es poder optar por limitarme al uso de la mecedora, jugar con el perro, seguir esperando por nietos naturales que no llegan, tener una que otra partida de Domino, ver los juegos de pelota y películas viejas (“El Padrino”, “Los puentes sobre el Madison”, “Espantapájaros”, “Kung Fu Panda”, “Kramer vs. Kramer”, “El Ultimo Tango en París”, “El Retrato de Teresa” y “Madagascar”), también escuchar música de Serrat, Paul Muriat, Silvio, Mercedes Sosa, Elton John, Danny Rivera, Richie Rey, John Lennon y Barry White.

Sin embargo, y que bueno que tengo un sin embargo, a pesar de los días oscuros que me llegan hay otros llenos de luz que me dicen que ha valido la pena estar aquí, haber vivido una vida ajustado a lo decente, tratando de ser una persona buena y sentir respeto por la imagen que me devuelve el espejo cuando estoy frente a él. Ayer mismo dije en el acto en que se me reconoció como profesor del año de la Escuela de Salud Pública de la UASD que el éxito en mis aulas es porque aplico la máxima de Luis Franco que reza: “La verdadera maestría se prueba con que sus discípulos no se parezcan a su maestro ni tampoco entre sí.”

Voy a estar bien. Solo hay que seguir y recordar a Martí “Nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer.” Y a Ana Celeste Rodríguez: “Diego debe cuidar a Diego primero”.

El Nacional

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